El decenio afrodescendiente: notas para una evaluación.

J. Fco. Ziga Gabriel
XV Coloquio Internacional Afroindoamérica

En esta ocasión se cumplen 15 años de organización del Coloquio Afroindoamérica y como en toda celebración importante y significativa, es tiempo propicio para pensar los retos de nuestros actuar futuro y cual es la situación de los pueblos en Afroindoamérica.
Antes de iniciar en el planteo de cuestiones relativas al tema, quiero agradecer a todas las instituciones de enseñanza e investigación que participan en la organización del Coloquio: Al Dr. Jesús Serna; al Maestro Fernando Cruz; a las Dras. Berenice Vargas y Rocío Gil, por asumir la organización del evento, a las y los compañeros dictaminadores y a todas las y los integrantes del Comité Científico, es decir a Afroindoamérica, Red Global Antirracista, así como a las y los ponentes del coloquio.
Comentábamos en alguna sesión pasada que para 2024 se tiene la conclusión del Decenio afrodescendiente y que en este coloquio 2023 es propicio iniciar la discusión sobre el tema que concluye el año venidero. Por eso, en este décimoquinto Coloquio Internacional Afroindoamérica planteamos estos comentarios que hemos titulado “El decenio afrodescendiente: notas para una evaluación”.
Y cómo no tratar el tema? Si por todos lados aparece como una referencia considerada potente, con una sobreestimación poco argumentada, pensando que por el hecho de que viene dictada por una instancia supranacional, sus presupuestos son correctos y que, tarde que temprano, a nivel país, regiones, comunidades y personas, se alcanzarán las metas propuestas. Pero, ¿es esto factible a partir de las vías establecidas en el decenio? ¿que hay en la realidad de los pueblos?

Los decenios de la ONU
En el portal de la ONU se puede apreciar lo siguiente: “Las Naciones Unidas designan días, semanas, años y decenios específicos como ocasiones para marcar eventos o temas particulares con el fin de promover, a través de la conciencia y la acción, los objetivos de la Organización. Por lo general, es uno o más Estados Miembros los que proponen estas celebraciones y la Asamblea General las establece con una resolución”1
Es así que se han retomado algunos temas que por su naturaleza, se consideran de interés de Naciones Unidas. En cuanto a los decenios y a los temas significativos, que inevitablemente tienen que ver con poblaciones en Afroindoamérica, tenemos:
Tema de racismo (Precisamente, uno de nuestros ejes temáticos más importantes)
1973 –1983 Primer Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial
1983–1993 Segundo Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial
1993–2003 Tercer Decenio de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial
Después de 30 años de declaraciones, ha disminuido el racismo en el mundo? El racismo no va sólo.
Tema: colonialismo
1990–2000 Primer Decenio Internacional para la Eliminación del Colonialismo
2001–2010 Segundo Decenio Internacional para la Eliminación del Colonialismo
2011–2020 Tercer Decenio Internacional para la Eliminación del Colonialismo
2021–2030 Cuarto Decenio Internacional para la Eliminación del Colonialismo
Aquí han pasado 40 años de declaratorias, y el colonialismo ligado al extractivismo es más fuerte hoy que ayer.
La desgracia que está ocurriendo hoy en la Franja de Gaza que tiene que ver con el colonialismo sionista que en los procesos de apropiaciones territoriales tiene que matar niñas, niños, mujeres y población civil, no tiene nombre. La ONU se ha mostrado incapaz de detener la masacre y el Cuarto Decenio en el que estamos pone en evidencia la naturaleza verdadera de estas declaraciones: no sirven o sirven para muy pocas cosas.
Tema: Pobreza
1997–2006 Primer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza
2008–2017 Segundo Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza
2018-2027 Tercer Decenio de las Naciones Unidas para la Erradicación de la Pobreza
No hay mucho que preguntar, porque la pobreza campea en el Sur global incrementando la desigualdad.
Tema de poblaciones indígenas
1994–2004 Primer Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo
2005–2014 Segundo Decenio Internacional de las poblaciones Indígenas del Mundo
2022-2032 Tercer Decenio Internacional de las poblaciones Indígenas del Mundo
Después de dos decenios y en el segundo año del tercer decenio, ¿se respetan los derechos indígenas? ¿se respeta sus autonomías aún sumando el Convenio 169 de la OIT? ¿dónde quedan estas disposiciones?
Tema: Afrodescendientes.
2015-2024 Primer Decenio para los afrodescendientes
El tema parece ser el mismo.
Una revisión somera de su construcción bastaría para poner en evidencia los alcances de estas declaraciones. Pero vayamos más allá, revisando la declaratoria para las y los afrodescendientes.

Debilidades del decenio
El desconocimiento que existe respecto a la existencia del Decenio es pasmoso. Estos discursos del derecho internacional sólo son manejados por ciertos círculos académicos, especialistas en derecho internacional, funcionarios del ramo, un sector de líderes de organizaciones y movimientos ligados al tema; en general es una cuestión que se desconoce. Una persona en Corralero comenta: “Eso lo hicieron allá, lejos, pero estoy segura que quienes lo hicieron desconocen los problemas que tenemos acá”. La ONU aparece para el ciudadano común, en un horizonte difuso y desdibujado, como lo relativo al “asunto de las naciones” y alejado de la problemática de los pueblos. Y hay razón en ello.
El tema que nos ocupa está referida en la Resolución 68/237 de la Asamblea General de la ONU del 23 de diciembre de 2013, donde se proclama el Decenio Internacional de los Afrodescendientes. En su primer párrafo, alude a la Declaración y el Programa de Acción de Durban de 2001. Dos años antes, en 2011, se declaró el Año Internacional de los Afrodescendientes, y para esos tiempos hablamos de tensiones entre la Red por el Reconocimiento Constitucional del Pueblo Negro de México y el INEGI, que siempre presentó evasivas y argumentaciones sumamente débiles para la inclusión en el Censo 2010.
Tuvieron que pasar cuatro años del Decenio para que el Estado mexicano realizara una acción en referencia: el reconocimiento constitucional, que como veremos más adelante, fue sin consulta previa, libre, informada y culturalmente adecuada y sin reconocer derechos específicos.
Falta un año para la conclusión del Decenio y no podemos dejar de cuestionar sus alcances: ¿Resiste la declaración del decenio a una crítica dede sus bases? ¿Cuales son sus alcances? ¿Qué tipo de reconocimiento se derivó en el caso mexicano? ¿En el reconocimiento están mejor posicionado los pueblos al interior de los Estados nacionales? ¿Cual es la realidad de las regiones y de las comunidades? ¿Hay cambios en las experiencias de vida, comunitarias y regionales? ¿Por dónde están las políticas de reparación de agravios? ¿Cuáles son las limitaciones de la acción del Estado? Estas son algunas preguntas que desde la reflexión crítica tenemos que construir antes que caer en la autocomplacencia y sentimientos de inclusión, soñando con un segundo Decenio, que como ya vimos para el caso de la población indígena, sirven para muy poco.

Limitaciones
La declaración es un texto de apenas dos cuartillas donde se expone la necesidad de que los Estados nacionales atiendan los tres temas centrales: reconocimiento, justicia y desarrollo para los afrodescendientes, y por tanto no comprende la forma en cómo se logrará. Eso se abunda en el Programa de Actividades del Decenio, aprobada por la ONU el 18 de noviembre de 2014, un año después de emitida la declaratoria. Aquí aparecen las verdaderas limitaciones, pues en este texto se utilizan dos palabras clave: se “insta” y “solicita” a los Estados a implementar medidas al respecto. El Anexo del Programa de Actividades es más claro al utilizar el término “debería” por el de “deben”. Con el “deberían”, se redacta en un tiempo verbal hipotético, que puede llevarse o no a cabo. Así el Estado queda exonerado de responsabilidad. Ya desde el Programa de Acción de Durban a los Estados se les insta, pide, exhorta, llama y alienta, como si se tratara de un conjunto de buenos deseos.

Desconocimientos
En la lectura de los textos se pone en evidencia los pobres y escasos diagnósticos de los que se parten. El mayor supuesto, el económico, me parece el más peligroso. El texto del Programa de actividades condena a todas y todos los afrodescendientes a ser mano de obra, al no reconocer su condición campesina, pescadora, artesanal, comerciante; es decir llega la ignorancia de los supranacionales al extremo de desconocer que existe una economía social, que existen comunidades rurales, campesinas, donde desde la economía familiar se diseñan y anidan las estrategias de sobrevivencia. Se ignora que en los procesos de recomposición y formación de nuevas sociedades, se han desarrollado alianzas con las poblaciones originarias a través del desarrollo de luchas comunes que han resultado en reformas agrarias, en procesos de campesinización de la población afrodescendiente. Para estos instrumentos legales, las y los afrodescendientes son mano de obra. Como no existen las unidades económico – familiares, pues entonces las familias no existe.

Normalización
Lo que deriva de la declaratoria remite a derechos laborales, sindicatos, jornadas. Pareciera que en este rubro su objetivo es mediar entre las relaciones de trabajo y capital, más que buscar un reposicionamiento del sujeto individual y colectivo. ¿Es casualidad que el tema de derechos indígenas se derive del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo? ¿Es ese el interés más profundo de estas disposiciones y de estas estructuras?
Tanto para poblaciones indígenas que adquiere derechos a través de estructuras de organización del trabajo, como de las y los afrodescendientes reconocidos exclusivamente como mano de obra, se trata de un movimiento en donde al no cumplirse las normas nacionales e internacionales en relación al trabajo -donde abunda la superexplotación, extractivismo, negación de derechos laborales-, se busca ahora la perspectiva de la etnicidad para conquistar estos derechos negados de antemano.

Los objetivos del decenio
Como ya dijimos, el decenio tiene tres objetivos: reconocimiento, justicia y desarrollo. Vamos viendo que hay de tales propósitos.

Reconocimiento
En la Declaración la ONU insta al reconocimiento. Tal y como se plantea es un movimiento restringido, puesto que es unidireccional. Previo a ello las organizaciones y movimientos sociales ya lo tenían previsto. En la década de los ochenta en Nicaragua (1987) y Brasil (1988), sin que haya dado lugar a una inclusión socioeconómica efectiva ni a una reparación integral de agravios; en los noventa, Colombia (1991), Perú (1993) y Venezuela (1999), aunque del último sólo a pueblos indígenas; en la primera década de este siglo en Ecuador (2008) y Bolivia (2009); y en la segunda década, Honduras (2016) y México (2019), a cinco años después de la Declaratoria del Decenio.
En diferentes foros y mesas de análisis ya se ha hablado sobre los retorcidos caminos del “reconocimiento” a la población negra mexicana. Algunos hablan del reconocimiento nominativo; otros del que no se reconocen derechos; también que fue un reconocimiento sin consulta libre, previa, informada y culturalmente adecuada; que fue una simulación; un diálogo de sordos; reconocimiento sin reparación histórica; reconocimiento que tuvo dos grandes olvidos, la familia y la persona. En otro momento he expuesto que resultó en dos movimientos simultáneos: ganar legitimidad hacia arriba y el exterior, pero sigue siendo una simulación hacia abajo y hacia dentro.
Sobre la categoría o etnónimo resultante en el proceso mexicano, priva la misma situación. Fue sin consultar a los sujetos cómo querían aparecer, haciendo a un lado el derecho a la autoadscripción.
Cuando en 2018 nos enteramos de la existencia de una propuesta de ley de reconocimiento, desde la Red por el Reconocimiento Constitucional del Pueblo Negro de México lanzamos una carta pública a los senadores proponentes, solicitando que, de acuerdo con el Convenio 169 de la OIT, se iniciara una consulta seria y a fondo. Contestaron que iban a organizar tres foros regionales para analizar la propuesta. Al foro de Pinotepa llevaron acarreados, engañando a la gente con el gancho de que les iban a tocar proyectos. Por cierto, en esos foros se presentaron propuestas valiosas, pero no fueron tomadas en cuenta. El texto conocido desde 2018, al principio del proceso, fue el que se presentó y aprobó en las cámaras en 2019, como si los foros no hubieran ocurrido. ¿Cual consulta?
En el caso del reconocimiento estadístico la cosa no va mejor. Para el caso de Colombia, según los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la población negra representa el 10% del total nacional, es decir, 4.7 millones de personas. Sin embargo, esta cifra ha sido tema de debate debido a la falta de precisión de la metodología utilizada. De este modo el número real de afrodescendientes podría acercarse al 20% de la población2. En México, las exigencias de inclusión censal arrancan desde antes de 2010, logrando que en la Encuesta 2015 y el Censo 2020 se incluyera la pregunta, en la que sin embargo se han identificado una serie de sesgos que hacen dudar de las cifras arrojadas. En el fondo está la visión monocultural que permean estos ejercicios censales, no privativos del INEGI, sino que atraviesan toda la estructura del Estado.

Justicia
¿Qué exige un proceso de reparación? ¿Como avanzar en cuanto a legislación secundaria? ¿Que dispositivos institucionales se requieren? ¿Cuales son los asuntos nodales del proceso?
En el segundo tema, de justicia para las y los afrodescendientes, estamos muy lejos de la reparación. Creo que tenemos que pensar en cual es el tratamiento que exige un proceso de esa naturaleza, sus límites históricos, económicos y sociales y hasta dónde el Estado actual es capaz de operarlo, teniendo en cuenta que la política y la juridicidad están limitados por las esferas económicas y de poder.
El tratamiento como pueblos indígenas a la población afromexicana que implicó la adición del inciso “C” del Segundo Constitucional ahogó todo intento de un reconocimiento particular como horizonte cultural diferenciado, y arrinconó a los pueblos negros a recibir “atención” de una estructura que ni siquiera puede atender a su población objetivo central. Esto se agrava por el terrible colapso de todas las estructuras institucionales del Estado en general, de su destrucción actual. Los diagnósticos institucionales son inexistentes, aún cuando existen políticas de atención en los marcos legales establecidos. Sin duda estamos frente a una población que está cada vez más abandonada.
El Estado mexicano le apuesta a que con las políticas sociales asistencialistas se pueda transformar el país. ¿Cuales son estas? La Pensión de adultos mayores, la Pensión para personas con discapacidad, las Becas Bienestar, el Programa Producción para el Bienestar. Lo que no dicen es que todo está diseñado bajo un cuidadoso dispositivo clientelar, que, evidentemente, se traduce en votos. Cualquiera que quiera presenciar los procesos de inducción, debe acercarse a los actos de entrega de los recursos de estos programas o dialogar con los beneficiarios. Hay un programa estrella que varios intelectuales han enaltecido: Sembrando vida. Pero resulta que desde la perspectiva comunitaria no lo es tal. Nos dice Ana de Ita: “El programa tiene un claro sesgo político, ya que, a pesar del discurso que habla de sujetos de derecho, es utilizado abiertamente para la compra de voluntades … el programa provoca una fuerte diferenciación social … está socavando intencionalmente estas estructuras que permiten cierto grado de autonomía a las comunidades … Es difícil que los integrantes de estos grupos participen en movimientos de resistencia social, por ejemplo frente a los megaproyectos del gobierno, o los intereses extractivos de las empresas. De ahí la coincidencia entre los nuevos trazos del Tren Maya y las localidades con Sembrando Vida, y la instrucción expresa de incluir a los municipios del Corredor Transístmico”
Generalmente los programas institucionales donde la preocupación central es el cumplimiento de metas, descuidan otras dimensiones de la realidad como es el enfoque de cuencas hidrológicas. Estos enfoques permiten establecer relaciones entre diversos territorios que construyen otros más amplios, en donde se trasciende la comunidad y en la que es posible lograr articulaciones interculturales desde abajo y horizontales, como la lograda en el Encuentro de Pueblos y Comunidades de la Cuenca del Río de la Arena realizado en Huaxpaltepec el 19 de agosto del presente año. En los márgenes y al interior del Estado, lo preocupante es la constitución de las figuras de representación, aunque no sean funcionales. Para la comunidades negras y originarias Ñuu Savi, es la posibilidad de proteger las fuentes de agua, reestablecer los agroecosistemas, proteger los montes y entablar otros diálogos con la naturaleza. Para estos esfuerzos el decenio sirve muy poco.
Por otro lado la consulta, de donde las comunidades esperarían actos de justicia, no ha podido llevarse hasta sus últimas consecuencias. Para el caso mexicano, las consultas para los megaproyectos estatales no han pasado de ser captura de demanda social, foros informativos, ejercicios asamblearios, espacios de reparto de dinero, momentos en que no importan los montos erogados; pero de ningún modo verdaderas consultas. Es más, la propuesta de Ley de Consulta Indígena quedó atorada en el legislativo por los intereses de las grandes empresas del extractivismo. Eso permite consultas a modo, de manera que varias organizaciones indígenas estén planteando ahora el rechazo a las consultas y optando por el ejercicio de la autonomía y libre determinación, en algo que se ha llamado autoconsulta.
Hay que considerar también que desde las organizaciones y pueblos se plantea otro tipo de justicia, y que tiene que ver con esos otros ámbitos de articulación social, por ejemplo el feminismo, la seguridad alimentaria, la soberanía digital, entre otros.
Escuchemos a una integrante de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora:
“ … Sería bueno solo echarnos flores, pero … estaría lejos de la realidad porque también y cada vez más toca un contexto nada favorecedor para las mujeres negras en la región, seguimos siendo una de las regiones más desiguales y en particular las mujeres negras enfrentan esta desigualdad en mayor medida, si se ha presentado algunos cambios en los últimos años con la llegada de gobiernos con agendas progresistas, pero no los suficientes porque por otra gran parte (la mayoría) tenemos la falta de políticas públicas que hagan frente a estas desigualdades que se debe a la carencia de voluntad política resultado del racismo institucional y el discrimen que están tan metido en todas las estructuras de nuestros países, continua siendo una tarea pendiente que los Estados reconozcan que el racismo SÍ existe y para ello se necesita más que voluntad política … La violencia y criminalización hacia lideresas negras en la región ha tomado un auge bárbaro, las condiciones en las que las lideresas debemos de accionar y demandar en nuestros países es cada vez más crítico … (Chávez, 2023:98)
La justicia en los actuales marcos del Estado está muy limitada. Esta sólo será posible si se plantea desde la re-fundación del Estado, como lo venimos planteando desde el Foro Afromexicanos de 2007.

Desarrollo
Ya hemos mencionado como en el tema del desarrollo, para la Declaratoria del decenio los afrodescendientes no pasan de ser mano de obra. Y es que para las instancias estatales y supranacionales el proceso económico no puede ser fuera de las relaciones capitalistas.
Pero vayamos al núcleo del tercer objetivo del Decenio: el desarrollo. Esta es una noción que, aunque ya ha sido suficientemente cuestionada, aún continúa promoviéndose, pues es lo más funcional al sistema. Tiene un anclaje filosófico muy profundo, con un fuerte reforzamiento desde el pensamiento religioso -por cierto la declaración busca promover el papel “positivo de los líderes religiosos, a quienes se debe la enajenación ideológica y material- y abonado fuertemente desde la modernidad y las ideas de progreso. No se repara en que desde la perspectiva de los sujetos, la noción de desarrollo tiene tantas significaciones como posiciones que el sujeto puede ocupar dentro del espacio social, o de plano, no encontrar procesos de significación. Pero hay otra puesta en duda más radical, que tiene como base la concepción del tiempo que implica la noción de desarrollo. En el tiempo lineal las cosas se acomodan en un curso de acontecimientos de atrás hacia adelante, de un modo irrepetible, y donde además el tiempo adquiere un valor pecuniario, como una especie de mercancía o de valores acumulados; por otro lado el valor de una mercancía está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario en su proceso de producción; entonces el tiempo tiene un valor en sí mismo pero al mismo tiempo es medida de valor. Obviamente, todo ello desde el pensamiento occidental, avasallador. Sin embargo el pensamiento fuera de occidente está indicando otra cosa. De entrada desde las sociedades rurales existe un tiempo cíclico, y si a ello le agregamos diferentes vivencias relacionadas con ciclos rituales festivos, ciclos festivos comunitarios, ciclos regionales festivos, ciclos naturales y sus influencias, se va generando una temposensoriedad particular que conforma un sistema multicíclico de vivencia del tiempo4. Por lo consiguiente, si el tiempo lineal es genuino, pero derivado -deriva de una determinada forma de temporación del sujeto- siguiendo a Heidegger, también lo será la noción de desarrollo.
Qué presupuestaciones se derivan del instrumento del Decenio? Ninguna que valga la pena e impacte de manera significativa en las condiciones de vida de las y los afrodescendientes. Se han puesto una serie de candados de los cuales puedo mencionar dos: uno, el mecanismo de proyectos a concurso, donde a partir de una convocatoria los sujetos interesados proponen proyectos y la entidad ejecutora decide a quien financiar según sus propios criterios; y dos, los montos completamente insignificantes para la implementación de los proyectos o apoyos personalizados como si fueran migajas. Estos apoyos solo benefician a un sector de líderes de organizaciones y entran dentro de los sistemas de cooptación y clientelismo sin que resulte en políticas efectivas de mejora de las comunidades.
El verdadero rostro de la pobreza y la precariedad puede verse en los desastres naturales por la forma en como se va construyendo socialmente el riesgo en zonas indígenas y negras. Lo hemos visto en el pacífico mexicano desde el huracán Paulina de 1997 y se ha reiterado en octubre de 2023 con el Huracán OTIS. Vimos un gobierno rebasado e indolente donde solo importan los intereses de la industria turística en manos de las transnacionales; un proceso de desarrollo insostenible en términos ambientales, depredador, generador de pobreza y de una violencia extrema resultado del control por la venta de drogas, cuyo fin no solo está en procesos de acumulación, sino en procesos de apropiación territorial para la misma industria turística y los procesos de acumulación relacionadas con la agricultura y la ganadería.

Megaproyectos
En cambio, se da manga ancha al desarrollo de megaproyectos, no solamente en México, sino en toda América Latina, como se puede ver en el Atlas IMEZINAL. En la Infografía del Despojo en Pueblos Indígenas y Negros en América Latina (Rodríguez, 2023. PUIC-UNAM) se ubican dos grandes áreas de megaproyectos articulados: El Proyecto Mesoamericano (Ex-Plan Puebla-Panamá) que comprende el corredor de México a Panamá en donde ubican un caso de trabajo esclavo moderno (México), cuatro megaproyectos que afectan salud y nutrición, y siete conflictos territoriales. El otro gran conjunto es el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento COSIPLAN (Ex-IIRSA) que comprende todos los países del Cono Sur donde se ubican dos megaproyectos ligados a trabajo esclavo moderno, seis afectan la salud y nutrición y 11 casos de conflictos territoriales; todo ello relacionado a poblaciones negras del continente, sin incluir a poblaciones originarias (Rodríguez, 2023).

¿Qué construyen los pueblos?
Pero al interior de los movimientos de Afroindoamérica cada vez es más evidente el cuestionamiento a la noción de desarrollo que la Declaratoria del Decenio Afrodescendiente impulsa. Para el Estado las demandas de autonomía representan un peligro. Para los pueblos importan cada vez más las nociones propias que pasan por el pensamiento descolonizado: buen vivir, vivir sabroso, autonomías regionales, policías comunitarias, comunalidad, reivindicación del gusto, autonomías digitales, zonas autónomas temporales, interculturalidad desde abajo, resistencias, entre otras propuestas.

Conclusiones
Las reparaciones del colonialismo en su varios aspectos, como el etnicidio, la trata esclavista, la esclavización en nuevos territorios, el imperialismo, el extractivismo y el neocolonialismo, están muy lejos de lograrse. El 18 de agosto del año que transcurre, es decir hace tres meses, fue presentado el Informe general 2023 del Decenio afrodescendiente, en donde se nota que cuesta trabajo hablar ante la falta de avances. La apuesta ahora se centra en la reparación. Dice el informe: “ … la justicia reparadora consiste principalmente en rectificar y transformar las injusticias sistémicas y estructurales derivadas de injusticias y crímenes de lesa humanidad cometidos en el pasado instaurando en su lugar una justicia social global orientada al disfrute pleno y en condiciones de igualdad de la dignidad humana, los derechos y el principio de no discriminación”. Es un lenguaje vacío, porque si a los países llamados centrales les cuesta trabajo solicitar el perdón, mucho menos estarán en disposición de regresar las riquezas que durante más de cinco siglos fluyeron desde Afroindoamérica. Su situación privilegiada en el mundo evidentemente se sustenta en el pasado colonial y la reiteración de esas relaciones bajo nuevas formas de exacción, y aparentemente, el decenio poco contribuye a revertirlo.
Rodolfo Stavenhagen ha propuesto la noción de “brecha de implementación”, que se refiere a la distancia temporal y social entre las declaratorias de la ONU y el logro de lo que plantean. Esto implica pensar que sí puede ser posible, pero más bien creo que es un eufemismo para nombrar la terrible brecha de desigualdad y la falta de voluntad para lograr las transformaciones que la realidad requiere.
Las mujeres negras del continente abren otros campos que hay que escuchar: “Hablamos de sanación y no estrictamente de reparación, dado que el concepto de reparación es un acto institucional con el que se pretende devolver a las víctimas , por lo general de modo individual, una respuesta que puede presentarse como justiciera. La sanación no se inicia ni se culmina con actos institucionales de respuesta a individuos, sino que suelen constituirse en colectivo, en comunidad, y a partir de procesos de identificación que se generan en las resistencias comunes a la crueldad del poder” (Korol, 2023)
Poner en manos del decenio a “ … los dirigentes y partidos políticos, los dirigentes de las comunidades religiosas y los medios de comunicación … la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia …” como lo propone el Decenio, es un error, porque estamos frente a los mismos actores que han mantenido perfectamente aceitados los dispositivos de la dominación.
El decenio afrodescendiente de la ONU es una construcción monocultural universalista. Una evaluación crítica tiene que cuestionar las bases sobre los que está montado, que por cierto no toca varios campos que los movimientos indígenas y negros en el mundo demandan, como el el caso del patriarcado, los ambientes naturales y las relaciones con los “mundo-otros” con agencia, como la Madre Tierra, los elementos del mundo material e inanimado, más allá de lo que valoran las culturas occidentales; la evaluación tiene que reflejar una visión totalizadora y que ponga sobre la mesa el acontecer y las situaciones desde lo profundo de Afroindoamérica.
Desde la Costa Chica nos pronunciamos por el derecho a vivir del pueblo palestino, en contra del sionismo, exigiendo que el Estado mexicano rompa relaciones con Israel.

Xiñitityi, Huaxpaltepec, Oaxaca, diciembre de 2023

Bibliografía
1. Chávez Gammie Lídice. 2023. Escrito para el libro 30 años RMAAD. En: 30 años tejiendo la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Ed. Diálogos insumisos. Licencia Creative Commons, Atribución-No comercial-No derivadas.
2. Debates Indígenas. Fuente: https://debatesindigenas.org/notas/256-afrocolombianos-interculturalidad-region-pacifico.html3. De Ita, Ana. Sembrando vida: a ras de tierra. En La Jornada, 21 de enero de 2021. https://www.jornada.com.mx/2021/01/21/opinion/020a2pol
4. Korol, Claudia. 2023. ¿Qué significa justicia para los feminismos? Estrategias para visibilizar y condenar socialmente las violencias patriarcales, coloniales, capitalistas. En: https://rosalux-ba.org/2023/11/17/que-significa-la-justicia-para-los-feminismos/5. OIT. Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
6. ONU. Portal https://www.un.org/es/observances/international-decades Consultado el 21 de noviembre de 2023.
7. ONU. Informe general 2023 del Decenio afrodescendiente. Portal en internet.
8. Rodríguez, Nemesio. 2023. PUIC-UNAM. Atlas MEZINAL.
9. Ziga, Francisco. 2013. Ritualiadad y temporalidad en espacios culturales diferenciados: la Costa Chica de Oaxaca. Tesis de Doctorado en Ciencias Agrarias. Universidad Autónoma Chapingo. México.

Acerca de zigga

Hacktivista ambiental. Estudios sobre realidades en Afroindoamérica.
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