Pronunciamiento del III Congreso Internacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional

Los actores locales y las instituciones frente a la crisis

Oaxaca, Oax., 23 al 25 de septiembre de 2009

Reunidos en la ciudad de Oaxaca de Juárez, Oax., los días 23, 24 y 25 de septiembre de 2009, los participantes en el III Congreso Internacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional, con base en las aportaciones de tres conferencistas magistrales, tres paneles internacionales, ocho paneles temáticos y 16 mesas de trabajo en las que se presentaron 135 ponencias y 35 carteles, concluyen:

1.Que la crisis actual está haciendo estragos en la sociedad rural, en las escalas regional, comunitaria y familiar, y agudiza los efectos de cinco lustros de políticas neoliberales en México y América Latina.

2.Que es imperativo encontrar salidas diferentes a la crisis, que no pasen por la reducción del gasto público y el aumento de los impuestos. En cambio, es necesario fortalecer el mercado interno, sustituir importaciones, en especial las alimentarias, aumentar el gasto público de manera responsable, transparente y eficaz, en particular el orientado al sector agropecuario, educativo y social, para atender a los grupos más vulnerables, así como fomentar el empleo productivo en el medio rural.

3.Que lo anterior posibilitará atenuar los efectos negativos de la crisis sobre los sectores más desprotegidos de la sociedad rural y reorientar radicalmente la política pública a fortalecer la soberanía. Además, estas medidas pueden coadyuvar al crecimiento de la economía con una mejor distribución del ingreso.

4.Que la posibilidad de construir un proyecto de Nación con soberanía, equidad, democracia y sustentabilidad, pasa obligadamente por el fortalecimiento y la revaloración de la agricultura, reconociendo la complejidad y diversidad de la sociedad rural expresada a lo largo del territorio mexicano.

5.Que recuperar la importancia social y económica del campo en nuestro país implica un esfuerzo de todos los mexicanos. En esta tarea es importante movilizar el acervo de recursos territoriales existente en las comunidades y regiones, mediante proyectos construidos desde la base y que estén respaldados con los recursos económicos que ejerce el Estado y que pertenecen al pueblo mexicano.

6.Que lo anterior implica una redefinición profunda de las políticas de desarrollo rural que rescate la experiencia internacional, considere la diversidad regional del campo mexicano, y responda a las necesidades específicas de la población rural, para que sea ésta quien defina el sentido de su desarrollo.

7.Que las instituciones públicas, en particular las universidades requieren de recursos suficientes para transformarse, ampliando y fortaleciendo procesos sólidos y rigurosos de vinculación, innovación y creación del conocimiento, para responder adecuadamente a los problemas que agobian a los hombres y mujeres del campo, así como a los desafíos que se desprenden de una crisis estructural de proporciones globales.

8.Que recuperar los saberes de una sociedad rural tan profunda como la mexicana, y articularlos con el conocimiento científico, es, entre otras, una tarea que consolidará fructíferos encuentros y diálogos entre la academia y el campo.

9.Que la equidad es una de las principales aspiraciones del desarrollo rural y una de las principales asignaturas pendientes en el campo mexicano, lacerado por la exclusión de amplios sectores de la población, entre los que destacan los pueblos originarios, las mujeres y los jóvenes. En particular este congreso se pronuncia a favor de la lucha de los Pueblos Negros de México por el reconocimiento constitucional de su existencia y en leyes secundarias; porque sus demandas en materia de economía, recursos naturales, educación, salud, cultura y derechos sean atendidos por los tres niveles de gobierno; así como en contra de la discriminación, racismo e invisibilidad a la cual han sido históricamente sometidos.

10.Finalmente, de manera enfática, los participantes en el III Congreso Internacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional se pronuncian, en consonancia con las expresiones de los rectores de otras instituciones educativas, en contra de cualquier recorte al presupuesto de las universidades públicas, particularmente de aquellas vinculadas a la sociedad rural, pues ello resultaría atentatorio al interés de la Nación.

Oaxaca de Juárez, Oaxaca a 25 de septiembre de 2009

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Olvídame después: territorios lingüísticos en la Costa Chica de Oaxaca

Por: Francisco Ziga

A finales de 2008 me topé con un libro titulado “Olvídame después” de Tomás Serrano Coronado (Ixcapa, Oaxaca. 1953) que recién había presentado el autor en su pueblo natal, con los comentarios de Cuauhtémoc Peña de mismo Ixcapa, y de otros escritores locales. Me bebí el libro de un sorbo y lo que francamente se me olvidó fue la primera impresión a partir de su título, con toda seguridad derivado de una canción de Álvaro Carrillo.

El libro resulta ser una serie de historias locales de personajes y anécdotas bien contadas que sin duda pueden reiterarse en cualquier pueblo de la Costa Chica. Eso hace que conforme avanza la lectura, el texto cobra vida en algún personaje cercano de nuestra comunidad y uno se va imaginando esos submundos particulares que dieron sostén a lo que nos va desgranando el Ixcapeño amigo Tomás, porque desde el principio haz de cuenta que uno conversa con un amigo de varios años.

Todas las historias de Tomás dejan un sabor a las esencias de nuestros pueblos: del olor de la tierra mojada de la primera lluvia, de las hierbas oloríferas de Tindayo, Yuva tiñ+’+ y de Chuchuca estropeadas por nuestros pies en la vereda, de tortillas de maíz nuevo recién salidas del comal, del suero de la leche que pronto será requesón, de las desesperanzas de sus habitantes pero también del gozo exultante del Carnaval y del fandango.

A mí me llamo intensamente la atención la cuarta historia, que el autor llama Una querida pa’ mi papá porque de manera genial perfila, en una conversación entre Tía Chota, Joncho y su sobrina, los estilos lingüísticos prevalecientes aún en muchos de nuestros pueblos. He pensado, a partir de esta conversación plasmada por Serrano, que no se puede entender un pueblo sin escuchar detenidamente su lenguaje, sus inflexiones, las palabras tan propias de cada subregión y en el caso de los pueblos de la Costa, el desenfado, la franqueza, las afirmaciones fuera del sí común, la chispa inmediata recurrente que se deriva de la cotidianidad, el lenguaje cortado y de figuras retóricas que rayan en lo inimaginable.

Así se funda a cada instante nuestro pueblo y su gente, a través del lenguaje siguiendo a Heidegger, aunque no solo del hablado. También he pensado que no todo el espacio de nuestra existencia está surcado de poder y que en estos tratos hay otros tipos de relaciones que la comunidad enseña. Por eso hay que observar cada inflexión, cada respuesta, las formas expresivas que no tienen que ver con la dominación y que tal vez reflejen un juego libre, distinto, propio de nuestra cultura o de nuestras varias pendientes culturales coexistentes en la Costa Chica.

Olvídame después es un libro que todos deberíamos de leer y estar en cada uno nuestros hogares, sirviendo de lección a nuestros hijos, siendo leído por ellos para que los abuelos se escuchen a sí mismos, para que se fortalezca nuestra historia oral, para valorar a los personajes de nuestros pueblos y oponernos desde lo nuestro, a la avasallante y estúpida influencia de la televisión comercial, desmitificando su mundo de falsedades. Olvídame después es para no olvidarnos de nosotros mismos.

1/14/2009

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La transgresión de los nahuales

Su cabellera era un helecho ensortijado que de trecho en trecho se enredaba en sí mismo, complicando el cursar de la peineta. Había nacido en el Bajo de Coyula, en un extremo de la ranchería, donde los guanacaxtles descolgaban los nidos de calandrias, señalando el tiempo por venir. Allí se le reveló el nahual que sería, marcando su destino sin remedio.

Su crecida de chamaca pasó entre viajes a la playa y la laguna donde aprendió de su padre las artes refinadas de la pesca; el raspado del salitre, la puesta del tapexco y los comales para el cuajado de la sal que le enseñó su madre y el retumbar de sus pies en la artesa al ritmo de la charrasca, el cajón, la vihuela y el violín que tocaban los viejos del pueblo. En uno de esos fandangos ocurrió su huída con un joven de una ranchería vecina, con quien se había apalabrado en una de las fiestas que reúnen de tiempo en tiempo a los pueblos de los Bajos.

Pronto se dio cuenta del error, porque su marido se imponía con violencia, aún cuando a ella no le faltaba carácter. Le hizo un chamaco y la abandonó.

Su nahual despertó una mañana, cuando el sol calentaba los techos de palma real del caserío. Corrió y corrió entre el monte viejo del Cerro del Vigía y se fue a apostar al pié de un pochote con frutos que atraían la mirada sedienta de cualquiera a medio monte. Otro nahual venido del rumbo de Yolina que deambulaba por el cerro, se aproximó persiguiendo el olor sutil de los frutos globulosos.

La atracción de los nahuales fue instantánea. Y en un tris entraron en éxtasis y la mañana había cambiado.

Hasta aquí todas las historias de nahuales habían sido para causar “daño”, para contar que algún animalito estaba amarrado en el sol y de gente que se moría por que habían matado a su nahual.

Allí, con él, a través de su nahual, se sintió mujer por primera vez. Las uvas de monte, que dan comezón en la boca cuando se les prueba, fueron el sustrato de savias que los condujo a un lugar paradisíaco y sus voces y cuerpos se perdieron en la oscura noche de Comala, rumbo al Cerro de la Pluma. Después el mar mojó sus pies en el interior de un caracol de Zipolite y el nahual los secó a besos con sus labios teñidos de púrpura.

Desde ese momento cada amanecer tuvo la necesidad de transformarse en su nahual hasta que una ola de conjuros les hizo ver su error. Los nahuales no estaban hechos para eso, decían los más viejos.

Hablaron los amantes. Le dieron varias vueltas al asunto y para encontrar salida consultaron a un Ndoso, que es un nahual de nahuales y se puede convertir en piedra, animal, viento, rayo o estrella.

Ndoso no vio otro recurso más que actuar directa y rápidamente sin avisarles. En un acto de transfiguración que pueden hacer, convirtió a los nahuales amantes. A ella la volvió una cierva del Cerro del Vigía y al él un lagarto del estero de Zapotengo, de modo que no tuvieran forma de juntarse vuelta más.

Después quedaría todo como un sueño lejano. Pero Ndoso les dejó un consuelo. La última noche de cada año, en sueños, la cierva baja rumbo a los esteros de Zapotengo a mojarse los pies en la lengua espumosa de la playa de Tembo, para que después el lagarto se los seque amorosamente con sus labios.

Después se encontraron, pero no se conocieron, por que como decía mi madre que nació en Tahueca y creció en Coyula, solamente la gente que sabe puede verlos.

Francisco Ziga

Pochutla, Oaxaca, diciembre del 2008.

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Una mirada a la fotografía a través de la lente de Ariel Mendoza

Por: Francisco Ziga

Cuando se piensa en libros generalmente uno se imagina un conjunto de miles y miles de letras que discurren entre páginas construyendo un edificio, pero en este caso “Afromestizos de la Costa de Oaxaca” no es un libro muy común, primero porque los ladrillos no son letras, sino imágenes, fotografías tomadas durante varios años atrás en Collantes, Corralero, El Ciruelo, Estancia Grande, Cerro de la Esperanza, Chacahua y Pinotepa Nacional; por otra parte porque se trata de comunidades afromestizas, es decir gente negra de la Costa de Oaxaca.

Quien ve de entrada el libro descubre que Ariel es un genio que surge no del frotar de una lámpara, sino del disparo del obturador de su cámara. La foto de portada es una joven que carga en hombros a un niño desnudo, en la que no sé que me llama más la atención, si las líneas de los contornos y el brillo de los personajes, la mirada desconfiada del pequeño, los ojos curiosos o la fantástica sonrisa que esboza la joven. El enigma del arte está allí. Ya no importa lo acontecido detenido en la foto; ahora se despliega en alumbramientos y cada instante cobra nuevos significados, abriendo un nuevo mundo a quien lo mira.

Uno descubre algo en cada foto, como en un juego de espejos dispuestos arriba, abajo, atrás adelante, superpuestos; reflejan los múltiples momentos de la vida del Pueblo Negro: las frutas maravillosas de un árbol extraordinario de parota de unos veinte metros de altura que cobija una reunión de comunidades y los protege en sus quejas contra encomenderos, corregidores, jefes políticos, gobernadores o caciques, los mismos que ordenaban en el Huatulco del Siglo XVI la extirpación de los genitales de los cimarrones, la parota los unge en sus anhelos, en sus sueños y en el fortalecimiento de sus estrategias de resistencia, colocando en alto las semillas.

Hay en otra foto un mirar desenfadado de una linda morena que se ha hecho una taca extraordinaria de su pelo ensortijado que le acaricia el hombro y los labios carnosos.

También se revela la mirada adusta de un rey viejo que corona su cabeza y se cubre de satín y lentejuela, como un soberano del África Madre, que mira a su pueblo preocupado, mientras la línea de defensa sonríe y sujeta su machete encubiertado de clase campesina.

No puedo dejar de detenerme frente a las casas de namayutu y de costillas de palma de coco y techos de teja y palma real, mientras que un grupo de Diablos Caramba de Collantes despliegan sus ritmos cadenciosos, teniendo como fondo cocoteros, mangos y las hojas menguadas de los plátanos, necesarias para hacerse tamales de endoco en Todosanto.

Hay una magia aquí, donde la foto es solo el pretexto para incursionar por los mundos de las comunidades y gente negra de la Costa. Nos muestra el horizonte cultural invisibilizado por la historia y la lucha en contra de la trata permanente de los Negros.

12/16/2008

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Celebración del Día del músico el 22 de noviembre en San Juanito Jicayán

Francisco Ziga.

Desde hace doce años hemos acompañando la organización del los Encuentros Culturales para el Desarrollo que bajo la conducción del Comité de Cultura Comunitario y de los Mayordomos, se viene realizando en San Juan Jicayán, a quien llamamos localmente “San Juanito”, en el municipio de San Pedro Jicayán, Distrito de Jamiltepec, Oaxaca.

Todo parte desde que en 1993 el Maestro Feliciano Jiménez, inició la educación musical de 16 niños de la comunidad. Entonces recién iniciaba un programa del Instituto Nacional Indigenista que tenía que ver con el apoyo de las manifestaciones culturales de los pueblos. Se preparó un proyecto para adquisición de instrumentos de viento y percusión y se gestionó a la Delegación Estatal. Después del tiempo que llevan las naturales gestiones institucionales, le correspondió al Dr. Juan Francisco Javier Rodríguez López, entonces Director del Centro Coordinador, la entrega de dichos instrumentos, en medio de la algarabía de los habitantes de la población. De allí, seguirían cerca de 30 pueblos apoyados de esta forma.

Como ya se contaba después con una banda musical infantil, que empezó a tocar no solo en las fiestas de la localidad, sino a salir a eventos nacionales como la Feria del Caballo en Texcoco, México y al Papalote, Museo del Niño, se pensó en retomar una vieja tradición, que consiste en la celebración del Día del Músico, el 22 de noviembre, día de Santa Cecilia, la patrona de quienes dominan el arte musical. Primero el evento estuvo organizando por el Comité de Cultura, pero se fue imbricando con la costumbre del pueblo y se asignó un mayordomo. Con el tiempo, la fiesta pasa a formar parte del ciclo ritual de la comunidad.

El asunto de la organización tiene que ver desde un año antes, pues son fiestas cuya conexión exige que desde el presente año ya se tenga conocimiento de quién celebrará en el próximo. Entonces la persona que tiene ya el compromiso, tendrá que iniciar con lo ahorros que exigen los gastos por realizar en la fiesta, aunque ya se sabe que se contará con el apoyo solidario y recíproco de sus familiares y sus compañeros músicos. Dice Feliciano Jiménez que en cada casa de la comunidad existe una libreta donde se tiene apuntado a quien habrá que devolver el favor por haberlo recibido ya. De cualquier manera, hay que matar unas dos reses para darle de comer a unas dos mil gentes que reúne el evento. Pero además no se está solo en el proceso organizativo, pues el Comité de Cultura y los integrantes de la Banda musical estarán con el mayordomo en el compromiso de tener que atender a toda la gente. En ese trabajo los mandones, los mejores organizadores de los rituales, hacen su parte. En ese sentido he pensado que la fiesta, una de las cuatro dimensiones de la Comunalidad como la conceptúa Adelfo Regino, tiene una dinámica ya propia, autónoma, organizada por reglas, con una vida cuya permanencia está asegurada por cerca de los 20 años siguientes en algunos casos. Esto me parece asombroso y genial.

Una figura central en los encuentros culturales de San Juanito es Feliciano Jiménez; tiene en su haber la educación musical de ya más de 120 alumnos, a quien les ha enseñado desde las 68 lecciones del Hilarión Slava hasta la ejecución instrumental; ha educado a niños y jóvenes de San Juan Colorado, San Miguel Tlacamama, San Pedro Jicayán, San Juan Cacahuatepec y San Juanito, su comunidad; es Presidente de la Coordinadora de Organizaciones Musicales para la Acción Social COMPAS y Director de la Misteriosa Banda San Juan Bautista; compositor y arreglista y una de las personas más comprometidas con la creación, el desarrollo y la promoción cultural de nuestra región. Chano, como le llamamos todos sus amigos, es un gran organizador, de sus sentimientos más íntimos se entregó el año pasado la música y partitura de la Chilena “Daniela”, dedicada a la eminente escritora local Daniela Steck Baños.

En esta versión 2008 del evento, se contará con la participación de músicos y danzantes de cerca de 20 comunidades de la región. Invitamos a todos los lectores de este espacio para que no dejen pasar la oportunidad de que este sábado 22 de noviembre, puedan apreciar las múltiples manifestaciones de nuestras culturas y de acercarnos a una de las comunidades de mayor arraigo en el terreno musical, San Juan Jicayán, en el corazón de la Mixteca de la Costa de Oaxaca.

11/27/2008

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La situación de las familias en Santiago Ixtayutla Oaxaca

Por: Francisco Ziga

Cuando se habla de Santiago Ixtayutla, generalmente damos por sentado que la situación allá es crítica en varios sentidos, pero no nos imaginamos la dimensión de los problemas por los que atraviesa su población. Quiero ir más allá, creo que mucha de la gente que vive en la Costa de Oaxaca apenas se imagina la existencia de un municipio llamado Santiago Ixtayutla. El municipio se nos antoja como algo lejano, y las imágenes que nos llegan se refieren a serranías y gente con extraña indumentaria. Creo que la necesidad de construir una sociedad regional plural e incluyente debe partir de reconocer cada rincón de nuestra región cultural y tratar de ponerse esa indumentaria extraña e imaginar cómo nos veríamos a nosotros mismos recorriendo la sierra en medio de bosques de árboles extraños y de piedras mágicas que curan por conducto de los que saben.

Bueno, pero la idea de hoy es brindar algunas imágenes de la situación que se vive allá. Por medio de una coordinación establecida para un programa de intervención llamado “Programa Especial para la seguridad Alimentaria” dependiente de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO, se nos revelan situaciones que viven las familias allá. En ese sentido hay que decir que la escenario desencadenado tanto por estructuras regionales depredadoras en varios sentidos, como por políticas de abandono institucional, las familias están en una situación de fuerte fragilidad, pues del total de productos de la canasta básica requerida, solo una cuarta parte son generados al interior de las mismas unidades y tres cuartas partes se tienen que adquirir del exterior.

A esto hay que agregar que los precios de los productos en Ixtayutla se incrementan en un treinta por ciento respecto a los precios que se manejan en Pinotepa Nacional, debido a los costos de transporte y a las ganancias con que se quedan los comerciantes, haciendo más difícil el acceso a los productos básicos. Por ejemplo, en el caso del maíz, solo se produce el 31 por ciento de lo que se consume y el resto tiene que ser adquirido por vía de los comercializadores regionales y locales. Esto se traduce en que el consumo calórico del conjunto de alimentos consumidos sea de cerca de 2000 kilocalorías, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo promedio necesario de 2500.

Esta situación genera la necesidad de migrar. Las familias que no tienen acceso a recursos suficientes para costearse un traslado largo, migran temporalmente a la planicie costera hacia las plantaciones de papaya y de limón, en donde tienen algún ingreso. Aquellas que se encuentran en situaciones de afrontar el gasto de traslado hacia los Estados Unidos y logran pasar por buena fortuna, se encuentran en situación un poco mejor, aunque dependiendo de las remesas y trasladando la responsabilidad de la reproducción de sus economías en los jóvenes. Las familias mismas entienden del alto precio que en la mayoría de los casos se tiene que pagar por dar ese salto, el que no se puede explicar sin la desesperación social imperante.

Hablando de la tierra disponible por familia, varía entre media y tres hectáreas, pero la siembra de maíz apenas llega con dificultad a una hectárea. La producción promedio que se obtiene es de apenas unos 600 kilos, cuando la producción promedio a nivel nacional es de 2.4 toneladas por hectárea. Esto es deficitario si pensamos que las necesidades anuales de maíz por familia son de 1500 kilos para comer durante todo el año. Para el caso del frijol, principal fuente de proteínas para la población, solo se obtienen 200 kilos por hectárea, mientras que el promedio nacional es de 731 kilos.

En general existe un insuficiente uso de los traspatios -sitios aledaños al hogar- para generar alimentos. Solo 4 de cada 10 hogares lo utilizan; en promedio las familias tienen seis aves para consumo; la escasez de agua azota la mayor parte del municipio y la que se tiene disponible para consumo humano es, en la mayoría de las veces, contaminada. En mayo de 2007, fallecieron 8 niños menores de 2 años a causa de diarrea y vómito producida por rotavirus (Noticias de Oaxaca, miércoles 23 de mayo de 2007. Núm. 10895).

Lo más grave del asunto es que la desnutrición afecta a los niños. De una muestra de 10 niños de entre 1 a 3 años tomados al azar, ninguno de ellos supera el Índice de Masa Corporal según la tabla de Ramos Galván y todos están en bajo peso según las tablas de la Cartilla Nacional de Vacunación del Sistema Nacional de Salud.

Ésta es una situación bastante lamentable que requiere una atención urgente de los tres niveles de gobierno, que a un siglo de promesas de la Revolución Mexicana no se ha podido resolver, más bien los gobiernos se han encargado de profundizar.

Si a esto le sumamos la promesa de mejoramiento de las condiciones de vida de la población a partir de un proyecto hidroeléctrico en el cual la población no tiene nada que ver, más que en lo que refiere a la utilización foránea de sus recursos naturales, el futuro se vuelve aún más desolador e incierto.

Sin embargo la última esperanza es el posicionamiento que puedan tener los actores locales y que la sociedad regional podamos también tener el valor de ponernos su indumentaria.

Cabeza de iguana. Septiembre del 2008

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Fiesta del 6 de agosto en Huaxpaltepec, Oaxaca

Por: Francisco Ziga

jfziga@yahoo.com.mx

Es el 4 de agosto a las 5 de la tarde y las autoridades agrarias de la comunidad van a traer el torito de lumbre a la casa del cohetero. Una comitiva integrada por el Comisariado de los Bienes Comunales se juntan en su oficina y hacen tiempo a que lleguen los músicos de flauta y tambor, de allí parten hacia donde los espera el torito. Después de arreglado el asunto pecuniario, inicia la partida hacia la casa del Presidente de los Bienes Comunales. Van bailando el animal pirotécnico por algunas calles del pueblo hasta llegar a su domicilio. Allí se ofrece comida y se sigue bailando el toro hasta bien entrada la noche. Después descansan, mañana será de gran tarea para todos.

Así como ellos, en otros domicilios la actividad de preparación de la fiesta los moviliza: en la casa del mayordomo, a quienes tienen alguna promesa, quienes recibirán gente que viene de los pueblos, a las autoridades municipales, las de la iglesia, a los mandones y mayordomos.

En la víspera, el día 5, se inicia con el Rosario. Sin intervención de autoridad eclesiástica alguna, el conjunto de mandones, el rezandero, el cabildo completo y las autoridades comunales se han reunido en la iglesia, después de las tres llamadas con las campanas que se complementan con los cohetes. El rezandero cantando en primera voz, otra masculina y algunas mas, femeninas, haciendo segunda, llaman a los asistentes a responder las plegarias. Para ese momento todos los corredores de la iglesia están ya ocupados. Por aquí, los puestos de rosarios y “milagros”, que son como insignias de corazones, brazos, animales, casas, mujeres, niños, todos de latón, pues al santo, aparte de las plegarias, se les deben de colgar cosas materiales; más allá, los montones de imágenes, santos y vírgenes. Un morenito de unos tres años se ha despertado y le habla a quien parece ser su madre. En la puerta de la iglesia duermen tres personas, una niña dentro de ellas, apenas tapada por una pequeña sábana y un conjunto de frescas flores en espera de quien se las quiera ofrecer al Cristo Negro, al “moreno”.

Termina el Rosario y vienen tres bombas, una tras de otra. Luego el Toque de Alba, conjunto de piezas musicales arrancando con las mañanitas, algunos pasodobles y chilenas que interpreta la orquesta que ha llegado desde ayer desde Santa María Yosocani. Una organización de taxistas del pueblo ofrece a todos los asistentes café y pozole. Lo hacen desde hace algunos años que tienen sus unidades de transporte.

Sobreviene una tregua para algunos que se retiran a sus domicilios; para otros continúa la faena, como es el caso de las mujeres viudas que preparan las tortillas y el caldo desde la mañana, de los hombres-mandones que coordinan la elaboración del caldo, de los topiles y demás ayudantes que apoyan con las tareas más duras de la cocina común de la fiesta.

Antes de mediodía inicia la llegada de las representaciones de los diferentes pueblos vecinos. Desde Santiago Tetepec ha llegado el Presidente Municipal, acompañándose de un torito de lumbre y una banda musical; de San Juan Colorado las autoridades municipales también han traído un torito; los de Rancho Viejo en voz de un mandón agradecen la recepción en nombre de todos los santos y vírgenes del firmamento, entrega al mandón de la fiesta de Huaspala, 10 botellas de aguardiente y 10 cajas de cigarros, un torito de petate que en un costado dice RANCHO VIEJO con letras mayúsculas impresas en computadora; Huazolotitlán y Comaltepec también se hacen presentes con sus respectivos grupos de mandones y obsequios; un mandón de Pinotepa de Don Luis, formando parte principal del cortejo, enuncia un discurso de llegada ante las autoridades de Huaxpaltepec, parlamento que acompaña con una finísima gesticulación de sus manos, que hablan más que sus palabras; Jamiltepec llega por la tarde, a quienes las autoridades locales van a recibir al levante del pueblo, según la tradición, y son el Presidente Municipal, Síndico, mandones y trabajadores municipales, quienes hacen el recorrido por algunas calles del pueblo para llegar hasta la iglesia, donde pasan a dictar plegarias ante el Cristo negro en esta fiesta de su transfiguración, que en realidad es eso, porque yo creo que como que se vuelve pueblo.

En lo que transcurre la recepción de las delegaciones, unas gentes allegadas a las autoridades municipales se preocupan por la instalación del palo encebado, desde la preparación del hoyo en el suelo, la compra de los obsequios que se colgarán de lo más alto, de untarle el sebo de las cinco vacas sacrificadas para la fiesta, subirlo y enterrarlo, mientras entre bromas comentan sus dudas respecto a si habrá alguien con la suficiente valentía para trepar el palo, cuando su altura supera la azotea de la planta alta del edificio municipal.

Hay otra celebración en el marco de la fiesta, que de promesa, cumplida hoy por una persona que habiendo emprendido un largo viaje hacia un país vecino, le ha traído al santo sus agradecimientos: un castillo pirotécnico, tres toritos de lumbre, dos monas, una vaca que dará de comer a familiares y amigos y organizado a un grupo de damas, entre niñas, jóvenes, madres y gente mayor, ataviadas con trajes regionales, quienes forman el corazón de una calenda. Las mujeres bailan en círculo, llevando en sus cabezas, canastas de flores. Invitan a los hombres a integrarse al gran círculo y bailar las Chilenas llevando también las canastas sobre sus cabezas. La calenda llega al palacio municipal, donde se posesiona esa indescriptible algarabía que caracteriza a nuestra gente. Las autoridades pasarán a bailar a esta especie de círculo de la fertilidad que se hace acompañar de una orquesta de viento de Santa María Huazolotitlán.

Como la fiesta tiene para todos, al atardecer se realiza un jaripeo de paga con la promesa de traer buenos toros de las mejores ganaderías de la región. Se trata de un torneo de toros con un premio de quince mil pesos para el primer lugar y otros de menor cuantía para el segundo y tercero. Acompaña con sus corridos y chilenas la Banda Herradura de Oro, de San Pedro Tututepec, Oaxaca.

Por la noche los primeros cohetes de los toritos de lumbre llaman a la gente a arremolinarse enfrente de la iglesia católica. Primero desatan los toritos con su parafernalia de luces y estruendosas explosiones, que equivocan la trayectoria yéndose a estampar por entre los pies de la gente que, atemorizada, se revisan por si alguna astilla de los cohetones habrá perforado sus vestiduras. A alguien le ha estallado el cohete cerca de una de sus manos, brotando sangre y dejando al descubierto sus tejidos internos. Vienen luego las “monas” y los “guajolotes” traídos desde Miahuatlán. Al punto prende lumbre el castillo hecho por artesanos locales, al término del cual deja desplegar un manto con un dibujo de Tata Chú, que hace emitir una expresión de asombro y júbilo a varios de los asistentes. El otro castillo, de dimensiones impresionantes por su estructura y enorme tamaño de las figuras, deja ver palomas encendidas, copas, flores multicolores, una cruz esvástica, que provocan una densa ola de humo resultado de la combustión de la pólvora mezclada con los plásticos que la protegen de la lluvia, que amenazaba con precipitarse. Yo creo que es este momento que es como lo más álgido de la fiesta. Representa el fin del día de víspera y el inicio del “mero día”.

Hay otro espacio, el de los “chachacuasles”, con sus carpas y paredes de plástico, con sus grupos de hombres que conversan sobre sus vidas cotidianas y sus problemas, de los jóvenes atraídos por la sensualidad del baile femenino, con sus mujeres venidas de quien sabe que lugares, arrastrando historias de desamores y cargando sobre sus hombros las necesidades materiales, que obligan a mostrar sus cuerpos con escasas indumentarias para abrir sus sensualidades.

Se anuncia para el siguiente día un jaripeo de entrada libre con concurso de jinetes montadores, con la participación de la Banda San Juan Bautista de San Juan Jicayán, Oaxaca. Han llegado en esa tarde los presidentes municipales de Tututepec y Huazolotitlán. La fiesta discurre entre porrazos de los jinetes, golpear de botellas de cervezas al decir salud, expresiones de asombro del público y chilenas de la banda que hacen zapatear a las morenas hermosas de cuerpos maravillosos venidas de los bajos.

Y la fiesta se va diluyendo entre los puestos de artículos venidos desde China y Korea, dulces exóticos y juegos mecánicos que atraen a niños y adultos, entre paseantes que tienen que regresar a sus pueblos después de visitar a Tata Chú, el Cristo Negro de Huaxpaltepec, con la promesa de regresar al año siguiente para agradecer el favor realizado o para cumplir la promesa de visitar por siete años el santuario que en estas fechas se vuelve nodo de la región ritual y cultural, que por la riqueza en expresiones nos deja maravillados.

Cabeza de iguana, agosto del 2008.

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El destino de una fiesta

Por: Francisco Ziga (jfziga@yahoo.com.mx)

Era el veintinueve de junio rayando las diez de la mañana cuando llegamos a la casa del nuevo Capitán de San Juan, en Huaspala. Él había recibido ya la bandera el veinticuatro en el arroyo después de consumido el comestible ritual consistente en tamales sobre una alfombra verde de hojas de palmas de coco, les había deslizado la bandera roja sobre las cabezas de cada uno de los asistentes al rito y había bailado en las calles del pueblo acompañado del cajón, guitarra y violín. Allí se había iniciado en la hermandad que reúne en todos los años a sus integrantes.

La noche anterior se había desgranado entre el baile de fandango y la elaboración de los tamales que se repartirían ese día y un asunto se prefiguraba bajo el retumbo del palmeo sobre el cajón y de los puños que me encargaba de percutir a destiempo.

-“Tócate El Zanate Pedro. Ráscale a la cuerda sobre el diapasón”.

-“No, El Zanate se toca a las tres de la mañana o a las tres de la tarde”, dijo señalando con la mano la posición del sol pasado el mediodía. “Ai te va El Chocolate”.

La fiesta fluye hasta que llega la próxima Topila. El mandón de la fiesta, Tata Loy, le ha mandado llamar y frente a la bandera le comunica que la hermandad la ha elegido para que sea la Topila del próximo año. Ella rehúsa, como que no quiere, argumenta que no tiene tiempo, pero al final acepta el nuevo encargo. Lo impresionante viene después, por lo fuera de lo común.

Se han repartido los tamales y una a una van llegando al altar de la bandera las mujeres de los capitanes anteriores y hacen un círculo. Luego el mandón principal comenta en lengua Ñuu Savi la aceptación de la nueva Topila para la fiesta del próximo año y frente a todos refiere sus obligaciones ante la hermandad. Las mujeres asientan en coro. Después dice que él lleva ya varios años como Mandón de la fiesta; pone a consideración del círculo femenino si desean el cambio y menciona a dos o tres candidatos, a lo cual las mujeres, en voces de las mandonas y del coro conjunto, afirman que quieren que continúe con la dirección de la costumbre. Los hombres, capitanes anteriores, músicos y autoridades tradicionales solo escuchan, no opinan. Esto es decir que son las mujeres quienes tienen en sus manos la definición de quien es el Tatamandón de la próxima fiesta. Son las mujeres quienes cargan la bandera de ida hacia el arroyo y de vuelta hacia el Palacio Municipal, en cuyo corredor se hace el fandango, posesionándose ritualmente en el espacio civil y de poder que representa. Marcan con su intervención del veintinueve, el destino de una fiesta, e inciden de esta manera en el sistema de cargos tradicionales de la comunidad. Después de los coros bien el fandango.

También es decir que la idea de la mujer indígena oprimida por el látigo masculino, se derrumba cuando menos en el espacio ritual. Habría que ver que derivaciones tiene esta práctica de decisión, tan fuera de lo común para las sociedades autollamadas democráticas.

7/24/2008

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Abonos verdes y fertilizantes biológicos: alternativas viables para la degradación de suelos

Francisco ZIGA.

jfziga@yahoo.com.mx .

Uno de los múltiples problemas que atañen al la agricultura de la Costa de Oaxaca es la degradación de los suelos tanto por prácticas agrícolas como ganaderas. Desde hace ya varias décadas ha dejado de ser funcional la recuperación natural de los suelos a partir de la agricultura trashumante de la Roza-Tumba-Quema debido al incremento de la presión poblacional sobre los recursos costeros; la agricultura comercial ha puesto una parte importante en el proceso erosivo en cuanto que se han utilizado tecnologías depredadoras como la fertilización química y la parafernalia de agrotóxicos en el combate de plagas y enfermedades; la ganadería no se queda atrás, al utilizar herbicidas para control de las mal llamadas “malezas” de hoja ancha, con los mismos ingredientes activos utilizados como defoliantes por el gobierno estadounidense en la guerra contra Vietnam y que después desataría mutaciones en los fetos humanos. La ganadería en su afán conquistador va ampliando la frontera agropecuaria. Un estudio reciente (Cisneros, 2007) indica que en una muestra representativa de productores ganaderos, el 54.4% ha eliminado árboles de sus terrenos durante los tres últimos años, de ellos poco más de la mitad para establecer praderas y cultivos. Esto genera una serie de problemas con la Selva Seca propia de nuestra región, pues al tratarse de ecosistemas sumamente frágiles, se expone a la pérdida de biodiversidad, erosión de suelos, disminución de la retención de agua por la escasez de materia orgánica, y reducción de la producción bacteriana vegetal a la cual se han atribuido las lluvias al actuar como un importante agente aglutinante que posibilita la condensación del vapor de agua de las nubes. Es decir que estamos ante un panorama poco propicio para la conservación de las formas vivientes de nuestro entorno, ante un riesgo ecológico grave que amenaza ya no el futuro, sino el presente de nuestras sociedades.

Dichos conjuntos de amenazas que penden sobre el presente tienen que afrontarse de manera inteligente, colectivamente y echando a andar los recursos de conocimientos de las culturas locales indígenas, campesinas, así como las tecnologías apropiadas tanto al medio natural como reapropiadas por los actores de la región.

Para el caso de la restitución de los nutrientes extraídos del suelo por las plantas cultivadas para la producción de cosechas, se han probado ya con éxito varias propuestas tecnológicas basadas no a contracorriente de los procesos naturales, sino en aprovechar el conocimiento que se tiene de ellos para favorecer la reproducción de los ciclos naturales de fertilización: hablo de los abonos verdes y de los fertilizantes biológicos.

Los abonos verdes son leguminosas (plantas que tienen como fruto una vaina como el caso del frijol) que desarrollan en sus raíces unos nódulos o pequeñas bolitas en cuyo interior existen bacterias que fijan en el suelo el nitrógeno atmosférico y que es el nutriente más importante para el crecimiento de las plantas. Varias leguminosas han sido ya evaluadas por investigadores locales. El Centro de Apoyo para la Transferencia de Tecnologías Apropiadas CATA ubicado en La Catalina Tlacamama reporta que el frijol nescafé (Mucuna) o pica-pica manso aporta entre 100 y 150 kilos de nitrógeno por hectárea. Ecosta Yutu Cuii (2007), de Santa Rosa de Lima Tututepec reporta que reduce a la mitad la pérdida de agua en el suelo y mucho muy drásticamente la erosión, al reducirla de 1,657 kilos por hectárea en suelos desnudos a solo 42 en suelos protegidos con frijol nescafé. Esta planta maravillosa, al igual que otras leguminosas son tesoros culturales y naturales completamente a la mano de todo quien desee acceder a ellas.

Los biofertilizantes son productos elaborados a partir de colonias de microorganismos como bacterias y hongos y que se adhieren a las raíces de las plantas, colocándose desde el momento de la siembra adherida a la semilla. Los microorganismos se asocian con las plantas, proporcionándose mutuamente el alimento en una relación de ayuda mutua llamada simbiosis. Algunas empresas como ASIA (2006) reporta un incremento del 25 % de los rendimientos de los cultivos y una reducción de por lo menos el 50% en los costos de fertilización. La gran ventaja que tienen estos productos es que no contaminan el suelo, sino se constituyen como aportes que enriquecen la vida del mismo. Afortunadamente en el Instituto Tecnológico de Oaxaca se pueden adquirir ya varios de estos productos biológicos a precios accesibles a los productores de escasos recursos.

La agricultura convencional, depredadora e insostenible, considera al suelo únicamente como un sustrato. La agricultura deseable, por fortuna ya asomada en los productores orgánicos, debe considerar al suelo en sus tres dimensiones: física, química y biológica, generadora de alimentos.

La agricultura de agroquímicos nos ata a las grandes cadenas multinacionales y los gobiernos del llamado “primer mundo” utilizan los alimentos como armas estratégicas y de control. Voltear a lo nuestro nos amarra a nuestra tierra favoreciendo nuestra soberanía como nación y activando lo mejor de lo nuestro que son nuestras culturas y diversidades.

6/04/2008

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Las peticiones de lluvia en la Mixteca de la Costa de Oaxaca, México

Las peticiones de lluvia en la Mixteca de la Costa de Oaxaca, México

Francisco Ziga.

jfziga@yahoo.com.mx

Desde finales de abril hasta mediados de mayo en la Mixteca de la Costa se realizan una serie de rituales sumamente importantes relacionados con los ciclos vitales para la colectividad costeña: me refiero a las peticiones de lluvias en varias comunidades de nuestra región cultural.

La importancia de tales eventos radica en que están mostrando la reiteración de tradiciones en la que se refleja parte importante de nuestra riqueza de visiones del mundo y en particular a aquellas referidas con la relación entre el hombre individuo-sociedad y la naturaleza.

Puedo diferenciar, considerando el espacio ritual donde se realizan, entre aquellos efectuados en los sitios relacionados con los cerros sagrados, morada de seres supraterrenales; y de aquellos verificados en el mar.

En Pinotepa Nacional, ciudad donde se concentran en un solo punto poblacional el mayor número de hablantes de lengua mixteca en la Costa según los datos del INEGI (2000 y 2005), se verifica uno de los más cautivantes de ellos. Desde principios de abril inician los preparativos. Un número reducido de gente mayor que conserva la tradición, se empiezan a visitar entre ellos para recordar la inminencia del acontecimiento y visitan a las autoridades tradicionales para solicitar el acopio de los enseres que exige el ritual y además de asegurar el transporte. El día 30 de abril es la partida de Pinotepa hacia el mar. Se asegura de llevar comida para los dos días del viaje de las 20 o 30 personas. Al llegar en vehículo hasta la barra de Corralero, atraviesan la bocabarra en lanchas de los pescadores de la comunidad. Al otro lado inician una caminata por la orilla de la playa hasta el cerro sagrado denominado “La Peña del Cristo”, donde azota el mar inclemente y desde donde se divisa una extensa amplitud oceánica y de las planicies y serranías costeñas. Allí se tiran los primeros cohetes y se inician los rezos y plegarias rogando por las precipitaciones pluviales. Este primer sitio sagrado, rodeado de playas de infinita belleza, está ahora amenazado por los fraccionamientos de playa que impone la inminente actividad turística local.

Luego se inicia el regreso a la bocabarra y después de atravesarla, se toma nuevamente el transporte por todo el litoral marítimo hasta llegar a un punto denominado “La Boca de la Vieja” (Ve’e Ña Cha’nu), donde se llega pasado el mediodía. “La Boca de la Vieja” es una cueva ubicada a aproximadamente 200 metros del mar, con una abertura irregular de piedras, como de cuatro metros de ancho y de altura, unos cinco metros de fondo y con tres derivaciones en profundidad desconocida cuya exploración está restringida por los mismos mandones. Después de limpiar la cueva y sus alrededores, hay que adornar un altar del interior con flores, tomar los alimentos y descansar un rato. Por la noche se vela en la entrada acompañados de la música tradicional de flauta y tambor. El grupo pernoctará en una carpa que se ubica entre la cueva y el mar. Niñas y niños, jóvenes y viejos conviven donde se efectuará el día primero de mayo la otra parte del ritual. Al amanecer marino un grupo de gente se dedica a capturar cangrejos de playa para preparar una comida ritual consistente en un exquisito caldo con sal, chile y ajo. El acto ritual fundamental reinicia con una invocación en la lengua oceánica. Un mandón con una cruz en las manos inicia un discurso en mixteco viendo todo el conjunto hacia el mar; posteriormente todos voltean hacia donde sale el sol, continuando las invocaciones; luego hacia el poniente y posteriormente hacia el norte, en dirección a la “Boca de la Vieja”. De allí el conjunto camina hacia la cueva en medio de rezos y al llegar penetran primero los mandones y unas señoras de mayor edad. En medio de la cueva se realiza los que a mi modo de ver es la parte más importante de la petición, que consisten en invocaciones de dos mandones y de una señora, todo en mixteco. Las invocaciones hacen referencia a que La Vieja, dueña de la cueva, proporcione la lluvia. Dicha petición exultante, es para todos, para los campesinos, para los ganaderos, para los comerciantes, para la vida, no solo para el maíz. Continúan los rezos y al mediodía se prepara el retorno a Pinotepa, no sin antes lidiar con los vehículos atascados en la arena de la playa. Al llegar a Pinotepa el grupo se dirige al punto denominado “El Calvario” donde está construida una capilla. Dudo mucho que la traída a tierra de la lluvia se dirija a la deidad católica resguardada en la capilla, pues en el patio del Calvario se posa imponente un árbol de ceiba (Yutu nuu en mixteco; nombre científico Ceiba pentandra), emblema importantísimo de la tradición mesoamericana, de donde emergieron, según los mitos de origen, los primeros Ñuu Savi. Ojalá que dicho emblema soporte con el tiempo el hambre depredador antibotánico de los dueños de las motosierras.

En Huaxpaltepec se realiza otro ritual que resulta como conseguido de algún sueño. El primer miércoles de mayo por la mañana, una procesión surge de la iglesia del pueblo y enfila hacia el Yucu Tityi el grupo de indígenas entre mandones, mayordomos y gente del pueblo. Acompañados de la música de viento, en una pequeña anda cargada por dos personas, viaja una efigie en miniatura de Tata Chú y, amarrado con cuerdas, en la parte posterior, un tigre sedente de madera, de unos cuarenta centímetros de alto y con la cabeza algo ladeada. Al frente de la procesión, destaca una persona que va sonando una campanita desde saliendo de la iglesia hasta llegar hasta la Piedra del Señor en la cúspide del cerro a unos 450 metros sobre el nivel del mar, desde donde se divisa la inmensidad marina, la planicie costera y las serranías del distrito. Llegando posan al tigre y al Tata Chú en una oquedad de la piedra y los dejan solos por un tiempo. Posterior a ello son llevados en procesión por una prominencia cercana y devueltos a un sitio cercano a la piedra. La procesión se regresa cerca del mediodía. En los días miércoles subsiguientes regresarán al Yucu Tityi a reiterar el mismo proceso ritual.

En Rancho viejo existe, importada de San Pedro Atoyac, al norte del distrito de Jamiltepec, una mayordomía no dedicada a alguna deidad del santoral cristiano, sino nada menos que a la lluvia. He podido estar allí en alguna versión de años anteriores desde la madrugada hasta bien entrada la noche, presenciando las invocaciones, la comida y bebida rituales y la danza de Las Mascaritas del Barrio Yutacú de Pinotepa Nacional acompañados de la música del maestro Feliciano Jiménez de San Juan Jicayán, Presidente de la Coordinadora de Organizaciones Musicales para la Acción Social.

Y así, varios municipios tienen sus lugares sagrados a donde acuden por las lluvias: San Juan Colorado tiene su Yucu Savi o Cerro de la lluvia; Santa Catarina Mechoacán acude a dos cerros cercanos y viajan a Cerro Plata en el municipio de Jamiltepec a traer arena del mar y enterrarla en los arroyos de la comunidad; Huazolotitlán y Jamiltepec acuden al Cerro de Yucu Chakuá aunque en días y zonas distintas del mismo sitio sagrado; Tetepec practica el baño de las Cruces, donde además se bañan a los niños pequeños para atraer la lluvia. Mayo es tiempo de esta movilización social para reproducir el ciclo de lluvias relacionado con el ciclo de la vida humana y el ciclo natural al cual pertenece el hombre Ñuu Savi.

En todo este llamado a las precipitaciones anuales que convocan en un mismo espacio sagrado a los Ñuu Savi y a las deidades como La Vieja, el Tigre, el Cerro, y otras más aún desconocidas, se está revelando un mundo en el que no hay separación entre individuo humano y naturaleza; en el que la naturaleza forma parte de la misma naturaleza humana y en el que la naturaleza humana se torna naturaleza. Vivir los rituales de peticiones de lluvia es una experiencia fascinante que nos muestra los mundos diversos que coexisten en la Costa Chica de Oaxaca, y es una verdadera lástima que ninguno de los tres niveles de gobierno voltee a ver esta riqueza de manifestaciones, solo activadas por un nivel no reconocido en nuestras leyes: los gobiernos tradicionales del pueblo Nuu Savi.

Publicado en Periódico Opinión. Año 1. No. 13. 16 de mayo 2008. Pinotepa Nacional, Oaxaca

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