Los teñidores

(Haikus para los tintoreros de caracol púrpura de Pinotepa de Don Luis, Oaxaca)

I
Una semana,
camino a pie entre el monte,
desde Ndo Yuu.

II
Piden permiso,
a San Pedro en Pochutla,
los teñidores.

III
Luz es tu rostro,
Te encontró un tintorero,
en el peñasco.

IV
Surge del agua,
se mancha el monte seco,
de la esperanza.

V
Playa La India,
descansa en la marea,
púrpura pansa.

VI
Una madera,
y el tornasol emerge,
llora su tinta.

VII
La mano amiga,
su casa es una concha,
púrpura viva.

VIII
Caminan juntos,
trescientos caracoles,
en la madeja.

IX
Olor marino,
guardando las madejas,
la yunutuca.

X
Jícara en mano,
grabando Margarito,
sueños de Luna.

XI
Vuelve a la tierra,
el caracol se torna,
en pozahuancos.

XII
Del malacate,
como arañas que tejen,
profundas penas.

XIII
De mar y ensueño,
tradición legendaria,
los caracoles.

Pochutla Oaxaca, diciembre 12 de 2008.
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Huaxpaltepec, apuntes para su historia

Por: Dr. Francisco Ziga.

Universidad Autónoma Chapingo.

Huaxpaltepec deriva su nombre de la lengua náhuatl y se compone de los vocablos cuetzpallin que significa “lagartija”, tepetl es “cerro”y el locativo c que indica “en”; es decir el nombre del pueblo significa En el cerro de las lagartijas1. Como muchos pueblos en Mesoamérica, poseía un nombre náhuatl, cuya toponimia indicaba mas o menos, el significado de la denominación en la lengua local. En éste caso, en lengua Ñuu Savi o Mixteco de la Costa, se dice Xiñi Tityi, de Xiñi, cabeza y Tityi, iguana. Huaxpaltepec es un pueblo prehispánico, aunque es muy probable, debido a la falta de evidencias arqueológicas, que el asentamiento original no se encontraba en el actual centro de población, que sí se pueden advertir en otros sitios de su actual jurisdicción. Antes de la llegada de los españoles, la región estaba dominada por el cacicazgo de Tututepec, que comprendía un extenso territorio desde los límites con el estado de Guerrero, hasta Huatulco Oaxaca, como lo apunta en arqueólogo Alfonso Caso2. El núcleo de ese cacicazgo se concentraba en la capital de Tututepec y en siete cabeceras o asentamientos mixtecos, uno de los cuales fue Huaxpaltepec.3 Rodríguez4 apunta que Huaxpaltepec se constituyó, desde antes de la Conquista, como un centro de intercambio, en su feria periódica, al igual que Pinotepa la Chica (hoy Pinotepa de Don Luis) y Juquila. ¿Hasta donde es posible pensar que la actual feria del Cuarto Viernes, cuando Huaxpaltepec articula toda una región ritual, tiene un origen prehispánico? Quien demuestre lo anterior habrá hecho un gran descubrimiento. Para 1547, a un cuarto de siglo de la Conquista, aún se conservaba el sistema de tributos, pues para ese año, Huaxpaltepec tenía como encomendero a Luis de Castilla, contaba con dos estancias o barrios, tenía 73 tributarios y entregaba un tributo de 14 pesos en oro al encomendero, el mismo que dominaba a Pinotepa de Don Luis, al cual debe su actual nombre. Aunque los datos de población son escasos, en los Papeles de la Nueva España. Suma de visitas y pueblos, recopilados por Del Paso y Troncoso, se reportan 365 habitantes para 1541. Dos siglos después, hacia 1746, existen 390 habitantes según datos del Teatro Americano de José Antonio Villa-Señor. Si damos por cierto que las varias epidemias traídas por los españoles y la destrucción física de las culturas originarias disminuyeron hasta dejar en un 10 por ciento a la población, podemos aventurar una hipótesis: unos tres mil habitantes previo a la Conquista, lo cual no es nada desdeñable, si consideramos que para el Censo de 2010, INEGI reporta 4,146 habitantes5. Durante el período Colonial con la nueva estructura política, Huaxpaltepec quedó comprendido dentro de la Provincia de Jicayán, donde residía el Alcalde Mayor que gobernaba toda la Provincia. Para aquellas comunidades que, como Huaxpaltepec, tenían una población significativa, se integró un Cabildo Indígena, cuya estructura fue llamada República de Indios, estando representados por un Gobernador indígena y varios oficiales de República.6 Estas estructuras también presentes en Jicayán, Huazolotitlán, Chayuco, Pinotepa Nacional, Don Luis, Jamiltepec, permitieron una autonomía relativa de las comunidades, al amparo de la cual se crearon estructuras de cargo y una fuerte identidad comunal, que incorporó tanto elementos prehispánicos como aquellos impuestos por la cultura española como la religión, tecnologías y sistema de gobierno. La actual estructura de cargos tiene un origen colonial y refuncionaliza su relación con las estructuras de Estado. Una vez pasada la guerra de Independencia de México, en varios momentos se menciona la existencia de la población: para 1826 aparece como Huaxpaltepec, perteneciente a Jamiltepec, de acuerdo a la nueva estructura político administrativa. Es desde el 18 de noviembre de 1844 cuando aparece registrado como San Andrés Huaxpaltepec7. Esta denominación con nombre de una deidad del santoral católico, nombre náhuatl y vigencia del nombre mixteco, reitera una relación prehispánico-colonial, relación que aún hay que trascender. Derivado de la implementación del gran proyecto liberal que cobra fuerza con Porfirio Díaz, el territorio de la Costa es objeto de grandes concentraciones de tierras. Entre el Río Verde y el Río de La Arena hasta Ixtayutla con límite en la rivera del Pacífico, se consolida una gran propiedad territorial, en manos de un solo propietario: Dámaso Gómez, quien no solamente controlaba tierras, sino también el comercio tanto de productos foráneos como de las cosechas de las mismas tierras que arrendaba a los campesinos, antiguos propietarios. Esta situación de injusticia provocó el levantamiento armado de 1910-1917, el cual se vivió en la región en una mezcla de confrontaciones de clase y conflicto étnico. En la instauración del reinado mixteco en mayo de 1911, se corona a María Benita Mejía como reina de la Mixteca Costeña, con representantes en los pueblos indígenas de poblaciones cercanas como Huaxpaltepec. Aunque dicho reinado duró sólo una semana, puso en evidencia el conflicto interétnico presente en toda la región. Durante el desarrollo del conflicto armado, las fuerzas se alinearon en dos bandos: los carrancistas, con su fuerte bastión en Pinotepa Nacional, y los zapatistas, cuyos ejércitos estaban integrados por gente de las otras poblaciones del distrito. En Huaxpaltepec, por su ubicación entre los dos centros políticos de Pinotepa y Jamiltepec, se desarrollaron combates entre las fuerzas oponentes, como lo consigna Atristain8. El resultado evidente fue la derrota de las fuerzas que demandaban la tierra y el respeto a la cultura indígena. Pacificada la región y ajustadas las cuentas con los zapatistas indultados o no, se crea un gran compás de espera. Las fuerzas dominantes con la esperanza de conservar sus privilegios; los campesinos indígenas y negros, en espera de la dotación de tierras, que iniciaría hacia 1934 en la región. Para 1950 ya se tenían asignadas tierras al 70 por ciento de los ejidos y comunidades existentes en la actualidad9. Despúes del reparto viene otra historia, nuestra historia contemporánea que es necesario registrar y re-construir. Estos pasajes a grandes tintas, nos muestran un pasado glorioso, una lucha incesante por resistir al acoso del poder, las reiteraciones de desigualdad aún presentes, pero también la posibilidad de construir y re-construir la comunidad a partir de las fortalezas de la cultura propia y de aquello apropiado, aunque el saldo del conflicto hasta ahora se incline hacia un lado de la balanza.

1. Bradomín. JM. 1992. Toponimia de Oaxaca. S/e. p. 109.

2. Caso, A. 1992. Reyes y reinos de la mixteca. TI. FCE, México.246 pp.

3. Widmer, R. 1990. Conquista y desperta de las costas de la mar del sur. CONACULTA. P. 33.

4. Rodríguez Canto, A. 1996. Historia agrícola y agraria de la Costa de Oaxaca. UACh. p.60.

5. Datos disponibles en: www.inegi.gob.mx

6. Rodríguez, Op cit. 64-66.

7. Steck Baños Daniela. 2004. Jamiltepec y sus alrededores. Palabra en Vuelo. p. 149.

8. Atristain Darío. 1925. Notas de un ranchero. s.e.

9. Rodríguez. Op. Cit. p. 183

9/06/2013

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El Centro de Desarrollo Musical de la Costa de Oaxaca: un esfuerzo cultural sin precedente

Por: Francisco Ziga.
Asesor de COMPAS.

Desde hace ya varios años, la Coordinadora de Organizaciones Musicales para la Autogestión Social COMPAS, ha realizado esfuerzos por el desarrollo de la música regional, la capacitación, la difusión y el registro de la música tradicional de la Mixteca de la Costa de Oaxaca. Un proyecto que hasta ahora se había perfilado irrealizable por su complejidad, inversión en recursos económicos y esfuerzos colectivos, se está ahora cristalizando: una escuela regional de música, al estilo de las experiencias de la región Mixe, al norte del estado de Oaxaca.
En este proyecto, como en todos los emprendidos por COMPAS, la figura del Maestro Feliciano Jiménez Castro es clave. El Maestro Feliciano lleva en su haber, la educación musical de más de 150 jóvenes de varias comunidades de la región, donde ha prestado sus servicios, sumándose a los esfuerzos por la preservación de la música local. Desde hace más de un año, Feliciano ha estado preparando el proyecto apoyado por la entusiasta colaboración del Maestro César Delgado Martínez, quien ha sido educado musicalmente desde sus primeros años en la región mixe y con estudios en escuelas de música en la Ciudad de México y en Francia. El proyecto aludido fue presentado a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, quienes están apoyando económicamente en las fases iniciales del mismo.
El día 25 de febrero de 2012, se efectuó, en San Juan Jicayán, municipio de San Pedro Jicayán, la inauguración del Curso-Taller para maestros de música, contando con la presencia de autoridades municipales y agrarias, maestros de escuelas, jóvenes músicos y promotores culturales. El propósito del curso es el de capacitar a maestros de música en varios aspectos como teoría musical, dirección, informática musical, construcción y reparación de instrumentos musicales de cuerdas, entre otros temas. La capacitación, que inicia el día mencionado, tiene 3 fases en 2012, con igual número de talleres y con la intervención de connotados maestros de música, como el caso del Maestro Delgado.
Todo el evento estuvo lleno de emotividad, con la carga natural y estética que le imprimen los músicos: desde la bienvenida a la comunidad, dada por el Profesor Alberto López Ortega, Presidente del Comisariado de Bienes Comunales de San Pedro Jicayán, quien enfatiza acerca de la importancia de este esfuerzo sin precedentes. Feliciano Jiménez enfatiza, en una reseña histórica de las organizaciones musicales de la Costa Chica, que esto nace desde los años treinta, cuando se establecen las primeras orquestas y bandas en las comunidades, comenta acerca de COMPAS y de la necesidad de fortalecer esta nueva experiencia educativa, pues la propuesta es de que el Albergue Escolar “Gonzalo Aguirre Beltrán”, se acondicione para lograr el alojamiento y alimentación de quienes en los años venideros reciban clases en el el Centro de Desarrollo Musical de la Costa de Oaxaca CEDEMCO. Ahora se trata de preparar a quienes darán clases en él, utilizando desde ya, la infraestructura comunitaria del albergue.
En su turno, el Maestro Delgado hace notar que la región musical necesita consolidarse, es decir hacer una “música sólida” y en estas dos palabras el Maestro abre el mundo futuro deseable para la condición estética musical de la región. El CEDEMCO tiene esa gran tarea. Pero lo fundamental (otra gran aportación) es que el proyecto tenga un verdadero sustento comunitario, que la región y sus comunidades se apropien de él. Seguro que así será, porque la música da sustento a muchas otras expresiones culturales como las danzas, lo rituales de paso, los comunitarios, los agrarios, y muchos símbolos nucleares más.
Al Ing. Hilario Santana, de la CDI de Jamiltepec, se le designa para hacer el acto oficial de inauguración. Expresa la necesidad del compromiso de los jóvenes participantes en el taller, y de la disposición institucional de seguir apoyando el patrimonio cultural de los pueblos indígenas de la región.
Este esfuerzo sin precedentes nos devela la gran sensibilidad y el desarrollo estético alcanzado por la cultura indígena local y también de sus preocupaciones por la preservación y el desarrollo del arte propio y su engarzamiento con manifestaciones musicales creadas en otras latitudes.
Este esfuerzo merece todo el apoyo de la sociedad regional, de los ciudadanos, organizaciones y por supuesto, de la intervención de los tres niveles de gobierno, hasta ahora invisibles en éste tipo de acciones que nos posiciona verdaderamente en los procesos formativos de la niñez y la juventud; también es necesaria su emulación en otros campos del arte.
Huaxpaltepec, Oaxaca. 29 de febrero del 2012.

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Hidalgo. Entre la virtud y el vicio

(Eugenio Aguirre, 2009. Editorial Planeta. México. 493 pp)

He tenido el deleite, durante la última semana de enero del 2012, de leer un fabuloso libro titulado Hidalgo, a cuyo autor, Eugenio Aguirre, había conocido ya desde hace algunos años a través de su tinta, que, vaciada en las formidables páginas de Gonzalo Guerrero, recrea la increíble historia del español que, naufragado en 1511 en el Golfo de México, llega como esclavo a la zona maya y es asimilado, integrándose a esa gran civilización. Aquí realiza el primer mestizaje al casarse con Ix Chel Cam, con quien procrea hijos. Aguirre afirma que reconocer ese primer mestizaje -antes que el dado por Cortés y la Malinche- nos hace ver a los mexicanos, no como resultado de un “mal nacimiento”, sino de la mezcla del amor y el reconocimiento, por un español, de la grandeza de una cultura originaria. La vida de Gonzalo Guerrero acaba, según los registos históricos, en Centroamérica, luchando al lado de los mayas, defendiendo la cultura de su progenie.

Con motivo de la presentación de Hidalgo -cuyo subtítulo en portada es Entre la virtud y el vicio-, el año pasado, el autor fue invitado al Departamento de Sociología Rural de la Universidad Autónoma Chapingo, donde tuve la fortuna de estrechar su mano, escuchar atinados comentarios y hacer patente mi admiración y reconocimiento por la prodigiosidad de su pluma y las extraordinarias, increíbles y asombrosas historias plasmadas tanto en Hidalgo como en Gonzalo Guerrero.

Y como nada es “cosa simple”, “culturas simples” o “modos simples de ser”, Eugenio en su efecto de “desnudamiento del ser” o «socavamiento de lo pseudoconcreto» a decir de Karel Kosík, nos propone unas historias donde los héroes adoptan su estatus de gente común y la gente del común se destaca por su heroicidad.

Pa’ empezar, al cura Hidalgo, cuyo nombre completo es el de Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla, se le reconocen los dotes de hombre bien letrado, con el dominio de las lenguas europeas y originarias como el nahua y el otomí, de una capacidad intelectual y argumentativa sorprendentes, por las cuales llegó a ser rector del Colegio de San Nicolás, en Valladolid, hoy Morelia Michoacán. Hidalgo también, nos cuenta Aguirre, se destacaba por ser hombre polémico, pues al cultivo de su espíritu, le acompañaba la acción por el bienestar de los pobres e indígenas allí donde sirvió de párroco, al establecer talleres de artes y oficios así como el desarrollo de las buenas prácticas en la agricultura. También se destaca en el libro algo que no podría deja de hacer Aguirre: el carácter alegre y humano del Padre de la Patria, donde se colocan su gusto por la fiesta brava, los juegos de azar, el vino y las mujeres. Como dice Aguirre, la idea creada del viejito calvo, buenagente y de alma inmaculada, se derrumba cuando se ve al hombre que tuvo la osadía y el valor de lanzarse como caudillo de la guerra de independencia de México para liberar a sus habitantes sujetos y sometidos a España por cerca de trecientos años.

La lectura del libro nos coloca, entreveradamente, de los pasajes más sorprendentes, por lo que más complejos, en la apertura epocal donde se combinan las situaciones de sojuzgamiento de las castas en la Nueva España, a los conflictos entre la nobleza española y las tensiones existentes en las naciones ultramarinas, que fueron abonando poco a poco el alzamiento popular que marca el orto de la nación mexicana para celebrar la primera “fiesta común” a decir de Enrique Florescano.

Las lecciones que podemos extraer en el libro no sólo se constriñen al conocimiento de las historias forjadas en el movimiento de independencia alrededor de la figura de Hidaldo, sino que nos propone un abordaje sumamente interesante en el ejercicio de construcción de la realidad, cuando afirma, en la página 61, que lo que llamamos “realidad” es como un calidoscopio, donde la variación de un enfoque de los acontecimientos observados hará que se generen apreciaciones muy particulares, las cuales sin duda enriquecen dicho universo. Esta consideración, que se mueve ciertamente en desmentidos que Hidalgo hace en voz de Aguirre, hace que la noción de verdad sea puesta entrecomillas.

Me han llamado la atención, en este asunto de la faceta libertina del Padre de la Patria, algunos pasajes llenos de voluptuosidades, como cuando describe, de manera formidable, los atributos de Dulce María de Los Remedios, de esbelto cuerpo y cintura angosta y de los desenfrenos que iban a parar hasta la celda de Hidalgo; la exuberancia y aliento que provocaba en él la figura de Doña Josefa, su mujer; o de las apreciaciones libidinosas acerca de la sensualidad y carnes de la mismísima Doña Josefa Ortíz de Dominguez. También es digno de mencionar el carácter sarcástico y ácido utilizado por Hidalgo, como cuando al referirse a los curas realistas utiliza el término ¡za-cerdotes! a manera de injuria inclemente hacia un posicionamiento alejado del discurso del “bien”.

El libro es como un río. Al río crecido del empuje, la valentía, el arrojo y la lujuria de Hidalgo, le sigue su abalanzamiento en la lucha independentista, para acabar, como un río que se entrega irremisiblemente al océano, en perderse tanto por los errores estratégicos de los insurgentes, como por las traiciones en que se consumió el final de la vida del primer levantamiento del siglo XIX mexicano. En los últimos capítulos uno siente cómo se va apagando la flama de Hidalgo -el lector se va consumiendo a la vez que la lectura-, pero para resurgir más adelante en quienes continuarían con la lucha.

Hidalgo nos muestra de manera tan precisa como amplia, la dialéctica entre el individuo y su tiempo, el destino histórico que se va conformando entre las circunstancias y las decisiones, la forma en cómo el tiempo se va anudando en el presente, tanto en reiteraciones del pasado vivo, como en las prefiguraciones que del futuro se van creando en el presente. Es una obra que todos debemos conocer, puesto que como dice José Emilio Pacheco, existe una estrecha relación entre lectura, lenguaje y pensamiento, útiles para diseñar, conociendo nuestra historia, los mejores derroteros de nuestro país, ante el saqueo y colapso a que la han sometido quienes, como en los tiempos de Hidalgo, pretenden seguir dominando la nación.

Costa Chica de Oaxaca, a 28 de enero del 2012

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Foro Lulá. Movimientos populares indoafromestizos en América Latina y el Caribe

Los miembros del Foro, después de haber sostenido dos reuniones en la ciudad de Lulá (Oaxaca) – en noviembre de 2010 y mayo de 2011, esta última en el marco del 2o Festival Oaxaca Negra – y habiendo reflexionado sobre la situación de los pueblos y movimientos indoafromestizos de América Latina y el Caribe.

DECLARAN

Que es urgente reflexionar y actuar para estabilizar y revertir los impactos negativos que el capitalismo en su forma actual de imperialismo global causa a las poblaciones, los territorios, las formas de vida y las culturas de los pueblos indoafromestizos, en una inocultable y cada vez más profunda crisis civilizatoria, y ante lo cual resulta urgente manifestarnos subrayando la importancia de pensar para la acción.

Que en el 2011, declarado por la ONU el Año Internacional de los Afrodescendientes, se hace urgente el reconocimiento de los derechos de los pueblos negros y afros en America Latina y el Caribe, específicamente de los afromexicanos que habitan en varios Estados de México. Este reconocimiento debe basarse en el respeto al derecho de consulta y a sus decisiones particulares de autoadscripción; asimismo los pueblos negros y afros deben tener participación en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas bajo un enfoque intercultural en los distintos países.

Resulta imperativo, ante las formas con las que el capital profundiza la crisis sistémica del modelo hegemónico actual, reconocer y valorar los elementos de unidad en la diversidad que caracterizan a los pueblos y organizaciones populares, su histórica resistencia y sus propuestas del buen vivir, la comunalidad, la equidad y la reciprocidad con la humanidad y la Madre Tierra.

Como lo han venido construyendo los pueblos del sur de América desde el concepto del “Buen Vivir”, o la aportación de los pueblos indígenas originarios de Oaxaca desde el concepto de la “Comunalidad”, así como sus aportaciones a las reformas constitucionales para el reconocimiento de sus derechos.

El análisis de los diversos contextos históricos de los movimientos populares muestra que el capitalismo globalizado afecta a los pueblos con la imposición de megaproyectos, el despojo de tierras, territorios, la migración forzada, la deportación económica, los desplazados internos, la criminalización de las luchas sociales a través de legislación antiterrorista, los feminicidios, la violación sistemática de los derechos, el narcotráfico, la militarización y otras formas de violencia contra las personas, los pueblos y la naturaleza.

Ante la magnitud de la crisis, los gobiernos, los organismos multilaterales, el sistema bancario mundial, las corporaciones y las oligarquías nacionales, siguen reiterando su fe perversa en que todas las soluciones pasan necesariamente por el llamado libre mercado, cuando la historia nos sigue demostrando que estas crisis cíclicas, ascendentes y cada vez más profundas son parte inherente del sistema.

Las políticas predominantes a nivel mundial –incluidas aquellas que discursiva o declarativamente afirman reconocer la interculturalidad y la etnicidad– confluyen en los modelos que erosionan los conocimientos, los ecosistemas, las formas ancestrales de asociación en comunidad, la realización de proyectos autonómicos de los pueblos que mercantilizan por igual los patrimonios naturales, culturales y territoriales.

Los pueblos y movimientos indoafromestizos son testimonio de la fuerza y capacidad de vida y creatividad social y cultural aún después de siglos de opresión colonial contemporánea. Sus capacidades productivas, sus conocimientos y tecnologías, su economía social, su interacción con la naturaleza, su capacidad de reinventarse adaptándose a las circunstancias siempre cambiantes, aunque también con dificultades y contradicciones, muestran que son ellos los portadores y recreadores de otras formas de civilización y de esperanza para la construcción de un nuevo mundo.

Los aportes históricos de los pueblos indoafromestizos a la comprensión de la naturaleza, de la sociabilidad y de la reproducción cultural y natural -pese a las estrategias de dominación y explotación colonial y contemporánea que los han subalternizado y marginado-, constituyen elementos esenciales de un nuevo y alternativo paradigma de desarrollo y buen vivir, como respuesta civilizadora a la crisis.

Frente a esta situación, hacemos un llamado a los pueblos y organizaciones de las Américas en lucha, para que juntos contribuyamos a construir ese otro mundo posible antiguo y nuevo que hospedará con respeto a las generaciones futuras.

Por nuestra parte nos comprometemos a llevar a cabo un tercer Foro Indoafromestizo para elaborar un instrumento, que sintetice las aportaciones y formas de lucha del movimiento indoafromestizo, que puedan ser útiles a los pueblos y movimientos frente a los procesos locales y mundiales.

Hacemos un llamado al Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, para que en todas las reuniones nacionales e internacionales, incorpore el tema del reconocimiento de los derechos de los Pueblos afro-negros, como una forma de coadyuvar en la lucha de nuestros hermanos y hermanas.

Continuaremos denunciando los procesos de criminalización de las protestas sociales y despojo de los territorios de nuestros pueblos, así como solidarizarnos con todos los procesos de acción y de lucha de los movimientos sociales populares indígenas afro-negros de América Latina y el Caribe y de otros continentes.

En consecuencia hacemos un llamado a todos los pueblos y movimientos populares a seguir alimentando y construyendo los procesos de articulación y de lucha para así implementar nuevas estrategias que se encaminen a superar la actual crisis civilizatoria y con ello demostrar que un mundo diferente es posible dentro de la diversidad.

En la ciudad de Lulá, sábado 7 de mayo del 2011.

José Del Val Blanco

Stefano Varese

Saúl Vicente Vázquez

Cecilio Solís Librado

Carlos Zolla

Martha Sánchez

Rosamel Millamán

Natalia Quiroga

Bulmaro García Zavaleta

Francisco Ziga

Miriam Miranda

Nemesio Rodríguez

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Reseña del libro La Costa de Oaxaca ayer y hoy de Adolfo Rodríguez Canto

(Universidad Autónoma Chapingo 2010).

Por: Francisco Ziga. DCA/UACh.

El libro La Costa de Oaxaca ayer y hoy de Adolfo Rodríguez Canto, fue presentado la tarde del viernes 18 de febrero de 2011 en la Casa de la Cultura de Pinotepa Nacional, con los comentarios de Daniela Steck, Renato Zárate y de quien esto escribe, contando también con la inspiración poética de Gabriel Narváez y las siempre gratas chilenas descriptivas de Baltazar Velasco. El autor del libro, Adolfo Rodríguez Canto, aborda el difícil manejo de la interpretación de las estructuras sociales y económicas de la Costa de Oaxaca, a partir de dos ejes temáticos: la estructura agraria y la estructura productiva, categorías de análisis que permiten abrir las dimensiones epocales en términos de las estructuras socioeconómica de la región.

Hay aquí entonces una propuesta teórica y no solo una historia construida mediante una simple ilación de datos tanto en archivos históricos como de información de campo. Se trata de un constructo explicativo acerca de las historias de las formas de apropiación de los recursos naturales, lo cual remite también hacia explicar las formas de consumo y de la red de relaciones sociales que se activan en estos procesos. Resulta en una propuesta en donde es posible ver relaciones de ruptura y continuidad en las estructuras productivas y agrarias en la Costa de Oaxaca.

Si como afirma el autor, la Costa se puede definir como una región y en su interior existe una gran diversidad en cuanto al entorno físico-biótico, cuyas características se manifiestan en agregados mayores llamadas condiciones fisiográficas como son: la planicie, el lomerío, el pie de monte, la sierra y la sabana, dicha diversidad también está presente en la existencia de varios horizontes culturales. En esta parte sostengo que este texto se vuelve referencia obligada en el estudio de las estructuras culturales desde sus orígenes hasta la actualidad. El autor nos propone también una historia social, en tanto nos remite a la época Prehispánica, la Colonia, la Independencia y la Reforma, el Porfiriato, la Revolución y la época Contemporánea.

El autor propone un cierto grado de correlación entre lo que se produce y las condiciones fisiográficas, lo que resulta en una gran variación en las actividades productivas y en los productos mismos y su diversidad de usos. Por ejemplo, para la década de los ochenta, el Centro Regional Universitario del Sur de la Universidad Autonoma Chapingo, son identificadas en la Costa de Oaxaca, 27 genotipos de maíz en el sistema roza-tumba-quema, lo cual implica una diversidad no solo biótica, sino fundamentalmente cultural.

Si el trabajo de revisión de archivos históricos fue exhaustivo, no lo fue menos el trabajo de campo. El autor nos demuestra fehacientemente un profundo conocimiento sobre la región. Sus estudios sobre la agricultura regional datan desde hace 30 años, cuando realiza las primeros trabajos que después se cristalizan en el libro Caracterización de la producción agrícola de la Costa de Oaxaca (llamado el libro verde), en coautoría con otros colegas chapingueros; luego su tesis de maestría, la cual sale a la luz publicada bajo el título Historia agrícola y agraria de la Costa de Oaxaca publicada en 1996 y finalmente el libro que ocupa esta reseña en la que se incorporan los procesos fundamentales de los últimos 15 años, como son la migración y los macroproyectos hoy en marcha.

La Costa de Oaxaca ayer y hoy es un libro de obligada lectura, no solo para alumnos de las escuelas, profesores, investigadores, viajeros, promotores locales, sino para toda la población, pues allí se refleja también la historia local, la de los municipios, de las gentes mismas, donde nos podemos ver como en un espejo; también para imaginar propuestas de solución ante la ingrata situación a que han orillado a amplios sectores del campo, las dinámicas excluyentes de desarrollo, pero también las políticas de abandono hacia el agro en su conjunto.

Chapingo, México, febrero 22 del 2011.

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Pronunciamiento del III Congreso Internacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional

Los actores locales y las instituciones frente a la crisis

Oaxaca, Oax., 23 al 25 de septiembre de 2009

Reunidos en la ciudad de Oaxaca de Juárez, Oax., los días 23, 24 y 25 de septiembre de 2009, los participantes en el III Congreso Internacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional, con base en las aportaciones de tres conferencistas magistrales, tres paneles internacionales, ocho paneles temáticos y 16 mesas de trabajo en las que se presentaron 135 ponencias y 35 carteles, concluyen:

1.Que la crisis actual está haciendo estragos en la sociedad rural, en las escalas regional, comunitaria y familiar, y agudiza los efectos de cinco lustros de políticas neoliberales en México y América Latina.

2.Que es imperativo encontrar salidas diferentes a la crisis, que no pasen por la reducción del gasto público y el aumento de los impuestos. En cambio, es necesario fortalecer el mercado interno, sustituir importaciones, en especial las alimentarias, aumentar el gasto público de manera responsable, transparente y eficaz, en particular el orientado al sector agropecuario, educativo y social, para atender a los grupos más vulnerables, así como fomentar el empleo productivo en el medio rural.

3.Que lo anterior posibilitará atenuar los efectos negativos de la crisis sobre los sectores más desprotegidos de la sociedad rural y reorientar radicalmente la política pública a fortalecer la soberanía. Además, estas medidas pueden coadyuvar al crecimiento de la economía con una mejor distribución del ingreso.

4.Que la posibilidad de construir un proyecto de Nación con soberanía, equidad, democracia y sustentabilidad, pasa obligadamente por el fortalecimiento y la revaloración de la agricultura, reconociendo la complejidad y diversidad de la sociedad rural expresada a lo largo del territorio mexicano.

5.Que recuperar la importancia social y económica del campo en nuestro país implica un esfuerzo de todos los mexicanos. En esta tarea es importante movilizar el acervo de recursos territoriales existente en las comunidades y regiones, mediante proyectos construidos desde la base y que estén respaldados con los recursos económicos que ejerce el Estado y que pertenecen al pueblo mexicano.

6.Que lo anterior implica una redefinición profunda de las políticas de desarrollo rural que rescate la experiencia internacional, considere la diversidad regional del campo mexicano, y responda a las necesidades específicas de la población rural, para que sea ésta quien defina el sentido de su desarrollo.

7.Que las instituciones públicas, en particular las universidades requieren de recursos suficientes para transformarse, ampliando y fortaleciendo procesos sólidos y rigurosos de vinculación, innovación y creación del conocimiento, para responder adecuadamente a los problemas que agobian a los hombres y mujeres del campo, así como a los desafíos que se desprenden de una crisis estructural de proporciones globales.

8.Que recuperar los saberes de una sociedad rural tan profunda como la mexicana, y articularlos con el conocimiento científico, es, entre otras, una tarea que consolidará fructíferos encuentros y diálogos entre la academia y el campo.

9.Que la equidad es una de las principales aspiraciones del desarrollo rural y una de las principales asignaturas pendientes en el campo mexicano, lacerado por la exclusión de amplios sectores de la población, entre los que destacan los pueblos originarios, las mujeres y los jóvenes. En particular este congreso se pronuncia a favor de la lucha de los Pueblos Negros de México por el reconocimiento constitucional de su existencia y en leyes secundarias; porque sus demandas en materia de economía, recursos naturales, educación, salud, cultura y derechos sean atendidos por los tres niveles de gobierno; así como en contra de la discriminación, racismo e invisibilidad a la cual han sido históricamente sometidos.

10.Finalmente, de manera enfática, los participantes en el III Congreso Internacional Perspectivas del Desarrollo Rural Regional se pronuncian, en consonancia con las expresiones de los rectores de otras instituciones educativas, en contra de cualquier recorte al presupuesto de las universidades públicas, particularmente de aquellas vinculadas a la sociedad rural, pues ello resultaría atentatorio al interés de la Nación.

Oaxaca de Juárez, Oaxaca a 25 de septiembre de 2009

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Olvídame después: territorios lingüísticos en la Costa Chica de Oaxaca

Por: Francisco Ziga

A finales de 2008 me topé con un libro titulado “Olvídame después” de Tomás Serrano Coronado (Ixcapa, Oaxaca. 1953) que recién había presentado el autor en su pueblo natal, con los comentarios de Cuauhtémoc Peña de mismo Ixcapa, y de otros escritores locales. Me bebí el libro de un sorbo y lo que francamente se me olvidó fue la primera impresión a partir de su título, con toda seguridad derivado de una canción de Álvaro Carrillo.

El libro resulta ser una serie de historias locales de personajes y anécdotas bien contadas que sin duda pueden reiterarse en cualquier pueblo de la Costa Chica. Eso hace que conforme avanza la lectura, el texto cobra vida en algún personaje cercano de nuestra comunidad y uno se va imaginando esos submundos particulares que dieron sostén a lo que nos va desgranando el Ixcapeño amigo Tomás, porque desde el principio haz de cuenta que uno conversa con un amigo de varios años.

Todas las historias de Tomás dejan un sabor a las esencias de nuestros pueblos: del olor de la tierra mojada de la primera lluvia, de las hierbas oloríferas de Tindayo, Yuva tiñ+’+ y de Chuchuca estropeadas por nuestros pies en la vereda, de tortillas de maíz nuevo recién salidas del comal, del suero de la leche que pronto será requesón, de las desesperanzas de sus habitantes pero también del gozo exultante del Carnaval y del fandango.

A mí me llamo intensamente la atención la cuarta historia, que el autor llama Una querida pa’ mi papá porque de manera genial perfila, en una conversación entre Tía Chota, Joncho y su sobrina, los estilos lingüísticos prevalecientes aún en muchos de nuestros pueblos. He pensado, a partir de esta conversación plasmada por Serrano, que no se puede entender un pueblo sin escuchar detenidamente su lenguaje, sus inflexiones, las palabras tan propias de cada subregión y en el caso de los pueblos de la Costa, el desenfado, la franqueza, las afirmaciones fuera del sí común, la chispa inmediata recurrente que se deriva de la cotidianidad, el lenguaje cortado y de figuras retóricas que rayan en lo inimaginable.

Así se funda a cada instante nuestro pueblo y su gente, a través del lenguaje siguiendo a Heidegger, aunque no solo del hablado. También he pensado que no todo el espacio de nuestra existencia está surcado de poder y que en estos tratos hay otros tipos de relaciones que la comunidad enseña. Por eso hay que observar cada inflexión, cada respuesta, las formas expresivas que no tienen que ver con la dominación y que tal vez reflejen un juego libre, distinto, propio de nuestra cultura o de nuestras varias pendientes culturales coexistentes en la Costa Chica.

Olvídame después es un libro que todos deberíamos de leer y estar en cada uno nuestros hogares, sirviendo de lección a nuestros hijos, siendo leído por ellos para que los abuelos se escuchen a sí mismos, para que se fortalezca nuestra historia oral, para valorar a los personajes de nuestros pueblos y oponernos desde lo nuestro, a la avasallante y estúpida influencia de la televisión comercial, desmitificando su mundo de falsedades. Olvídame después es para no olvidarnos de nosotros mismos.

1/14/2009

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La transgresión de los nahuales

Su cabellera era un helecho ensortijado que de trecho en trecho se enredaba en sí mismo, complicando el cursar de la peineta. Había nacido en el Bajo de Coyula, en un extremo de la ranchería, donde los guanacaxtles descolgaban los nidos de calandrias, señalando el tiempo por venir. Allí se le reveló el nahual que sería, marcando su destino sin remedio.

Su crecida de chamaca pasó entre viajes a la playa y la laguna donde aprendió de su padre las artes refinadas de la pesca; el raspado del salitre, la puesta del tapexco y los comales para el cuajado de la sal que le enseñó su madre y el retumbar de sus pies en la artesa al ritmo de la charrasca, el cajón, la vihuela y el violín que tocaban los viejos del pueblo. En uno de esos fandangos ocurrió su huída con un joven de una ranchería vecina, con quien se había apalabrado en una de las fiestas que reúnen de tiempo en tiempo a los pueblos de los Bajos.

Pronto se dio cuenta del error, porque su marido se imponía con violencia, aún cuando a ella no le faltaba carácter. Le hizo un chamaco y la abandonó.

Su nahual despertó una mañana, cuando el sol calentaba los techos de palma real del caserío. Corrió y corrió entre el monte viejo del Cerro del Vigía y se fue a apostar al pié de un pochote con frutos que atraían la mirada sedienta de cualquiera a medio monte. Otro nahual venido del rumbo de Yolina que deambulaba por el cerro, se aproximó persiguiendo el olor sutil de los frutos globulosos.

La atracción de los nahuales fue instantánea. Y en un tris entraron en éxtasis y la mañana había cambiado.

Hasta aquí todas las historias de nahuales habían sido para causar “daño”, para contar que algún animalito estaba amarrado en el sol y de gente que se moría por que habían matado a su nahual.

Allí, con él, a través de su nahual, se sintió mujer por primera vez. Las uvas de monte, que dan comezón en la boca cuando se les prueba, fueron el sustrato de savias que los condujo a un lugar paradisíaco y sus voces y cuerpos se perdieron en la oscura noche de Comala, rumbo al Cerro de la Pluma. Después el mar mojó sus pies en el interior de un caracol de Zipolite y el nahual los secó a besos con sus labios teñidos de púrpura.

Desde ese momento cada amanecer tuvo la necesidad de transformarse en su nahual hasta que una ola de conjuros les hizo ver su error. Los nahuales no estaban hechos para eso, decían los más viejos.

Hablaron los amantes. Le dieron varias vueltas al asunto y para encontrar salida consultaron a un Ndoso, que es un nahual de nahuales y se puede convertir en piedra, animal, viento, rayo o estrella.

Ndoso no vio otro recurso más que actuar directa y rápidamente sin avisarles. En un acto de transfiguración que pueden hacer, convirtió a los nahuales amantes. A ella la volvió una cierva del Cerro del Vigía y al él un lagarto del estero de Zapotengo, de modo que no tuvieran forma de juntarse vuelta más.

Después quedaría todo como un sueño lejano. Pero Ndoso les dejó un consuelo. La última noche de cada año, en sueños, la cierva baja rumbo a los esteros de Zapotengo a mojarse los pies en la lengua espumosa de la playa de Tembo, para que después el lagarto se los seque amorosamente con sus labios.

Después se encontraron, pero no se conocieron, por que como decía mi madre que nació en Tahueca y creció en Coyula, solamente la gente que sabe puede verlos.

Francisco Ziga

Pochutla, Oaxaca, diciembre del 2008.

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Una mirada a la fotografía a través de la lente de Ariel Mendoza

Por: Francisco Ziga

Cuando se piensa en libros generalmente uno se imagina un conjunto de miles y miles de letras que discurren entre páginas construyendo un edificio, pero en este caso “Afromestizos de la Costa de Oaxaca” no es un libro muy común, primero porque los ladrillos no son letras, sino imágenes, fotografías tomadas durante varios años atrás en Collantes, Corralero, El Ciruelo, Estancia Grande, Cerro de la Esperanza, Chacahua y Pinotepa Nacional; por otra parte porque se trata de comunidades afromestizas, es decir gente negra de la Costa de Oaxaca.

Quien ve de entrada el libro descubre que Ariel es un genio que surge no del frotar de una lámpara, sino del disparo del obturador de su cámara. La foto de portada es una joven que carga en hombros a un niño desnudo, en la que no sé que me llama más la atención, si las líneas de los contornos y el brillo de los personajes, la mirada desconfiada del pequeño, los ojos curiosos o la fantástica sonrisa que esboza la joven. El enigma del arte está allí. Ya no importa lo acontecido detenido en la foto; ahora se despliega en alumbramientos y cada instante cobra nuevos significados, abriendo un nuevo mundo a quien lo mira.

Uno descubre algo en cada foto, como en un juego de espejos dispuestos arriba, abajo, atrás adelante, superpuestos; reflejan los múltiples momentos de la vida del Pueblo Negro: las frutas maravillosas de un árbol extraordinario de parota de unos veinte metros de altura que cobija una reunión de comunidades y los protege en sus quejas contra encomenderos, corregidores, jefes políticos, gobernadores o caciques, los mismos que ordenaban en el Huatulco del Siglo XVI la extirpación de los genitales de los cimarrones, la parota los unge en sus anhelos, en sus sueños y en el fortalecimiento de sus estrategias de resistencia, colocando en alto las semillas.

Hay en otra foto un mirar desenfadado de una linda morena que se ha hecho una taca extraordinaria de su pelo ensortijado que le acaricia el hombro y los labios carnosos.

También se revela la mirada adusta de un rey viejo que corona su cabeza y se cubre de satín y lentejuela, como un soberano del África Madre, que mira a su pueblo preocupado, mientras la línea de defensa sonríe y sujeta su machete encubiertado de clase campesina.

No puedo dejar de detenerme frente a las casas de namayutu y de costillas de palma de coco y techos de teja y palma real, mientras que un grupo de Diablos Caramba de Collantes despliegan sus ritmos cadenciosos, teniendo como fondo cocoteros, mangos y las hojas menguadas de los plátanos, necesarias para hacerse tamales de endoco en Todosanto.

Hay una magia aquí, donde la foto es solo el pretexto para incursionar por los mundos de las comunidades y gente negra de la Costa. Nos muestra el horizonte cultural invisibilizado por la historia y la lucha en contra de la trata permanente de los Negros.

12/16/2008

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