Desencuentro: tres culturas, dos mundos, una historia de Daniela Steck Baños

(Comentario de Francisco Ziga en la presentación del libro el sábado 7 de abril del 2007 en Santiago Jamiltepec, Oaxaca)

Dividiré mi intervención en dos grupos de comentarios: uno general acerca del contenido del libro que hoy se presenta y algunos aspectos particulares que me parecen sumamente relevantes en su plan de exposición.

Desencuentro en un encuentro con tres siglos de relaciones sociales incubadas tanto en Mesoamérica como desde Europa y África. El libro arranca desde una revisión de estudios arqueológicos del Río Verde inferior y las formaciones culturales sumamente desarrolladas del señorío de Tututepec y sus relaciones con Tenochtitlan. Siguiendo la secuencia cronológica, la autora hace un recuento del proceso de conquista española, la destrucción de las formaciones sociales mesoamericanas y la emergencia de un sistema social impuesto desde el viejo continente; sobre los procesos de control político y económico a través de instituciones sociales como la encomienda, el repartimiento y sus mercedes reales; analiza también los procesos de producción alrededor del cacao, la cochinilla, el algodón y la ganaderización costera que dan paso de formas puramente extractivas a procesos de algo parecido a la “acumulación originaria” capitalista con el despojo legalizado de las tierras comunales de los pueblos al crear las grandes haciendas del periodo colonial. En un recuento de las respuestas indígenas, Daniela aborda dos rebeliones: la de finales del siglo XVII en Jamiltepec y la de Tlacamama a principios del XIX que darían pauta central al movimiento de Independencia. Destaca aquí el pasaje glorioso del héroe independentista Antonio de Valdés autoinmolado antes que rendido en el Cerro de Chacahua. El recuento concluye con la pacificación de la región acordada entre las elites mediante el Plan de Iguala y sus tres garantías: religión, independencia e igualdad.

El libro es un ejercicio de decantación. Los datos que aparecen consignados en Jamiltepec y sus alrededores y los nuevos que la autora incorpora, cobran vida en la condición de los actores; así el dato frío actúa a través de las intenciones y constitución de los sujetos cobrando nueva dimensión y formando parte de una historia construida colectivamente, recreando las variadas interpretaciones que significa la Historia.

Otro aspecto que despierta intensamente mi curiosidad es el manejo del tiempo. El libro no es el recuento historiográfico de nuestro entorno cultural, sino a cada momento la autora juega con el presente y el pasado y el presente y el futuro. Este ejercicio de presentización es un acercamiento a percibir el acontecer del ser superando las esencialidades del ser, y acercándose a la noción de estar, referido a presencia, estancia, de Ramón Xirau.

En desencuentro encontraremos una lectura interesante de las dinámicas de los actores, los mecanismos añejos y actuales de sometimiento y exacción, resistencia, tensiones y rupturas. Desencuentro no es solo rememoración, sino presencia; es una invitación a reencontrarnos en esa representación llamada Historia, historiándonos a nosotros mismos.

Si con Jamiltepec y sus alrededores Daniela se originaliza como la cronista de Jamiltepec, con el libro que ahora se presenta, se perfila ineludiblemente como la Cronista de la Costa Chica de Oaxaca y Jamiltepec como la capital cultural de la Costa Chica de Oaxaca

Felicidades a Daniela y a Ustedes por formar parte de este reencuentro.

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Acerca de zigga

Hacktivista ambiental. Estudios sobre realidades en Afroindoamérica.
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