Por: Francisco Ziga
Introduccion.
Uno de los instrumentos comúnmente utilizados por el Estado Mexicano en el ejercicio del poder, es la planeación, la cual está normada por una Ley Nacional, las disposiciones estatales y las de nivel municipal, e institucionalizada en las diferentes instancias de los tres niveles de gobierno. Los principios en que se fincan estas reglamentaciones tienen que ver con el carácter democrático del ejercicio de planear, sin embargo la práctica ha mostrado que la contradicción entre los intereses de los grupos económicos y políticos y lo estipulado en las Leyes, hacen inviables sus objetivos, en tanto que por sobre dichas normas se imponen las intenciones de las clases dominantes y que el discurso de “inclusión” a que ordinariamente se hace referencia, no es mas que parte del mecanismo de legitimación del mismo aparato Estatal.
En el presente ensayo trataremos de analizar críticamente tres planea regionales en lo que se refiere al sector agropecuario y forestal en la Costa de Oaxaca. Dichos planes fueron preparados directamente por los ejecutivos estatales en turno en coordinación con las instancias que tienen que ver con el sector, como veremos mas adelante.
I. Características generales de la región.
Lo que se denomina “Costa de Oaxaca” es un corredor de entre 40-50 km de ancho, por unos 250 de longitud, al Sur y Suroeste del Estado, comprendiendo los Distritos administrativos de Jamiltepec, Juquila y Pochutla. Limita al norte con los Distritos de Putla, Sola de Vega y Miahuatlán; al Sur con el Océano Pacífico; al Este con el Distrito de Tehuantepec y al Oeste con el Estado de Guerrero, y comprende unos 12,500 kilómetros cuadrados de extensión.
Rodríguez, et al (1986:90) ubican, sobre la base de un análisis de diversos componentes del medio natural, cinco tipos de condiciones fisiográficas: planicie, lomeríos, pié de monte, sierra y sabana. Su consideración es importante puesto que forman parte de la determinante natural sobre la que nos ocupan.
La planicie costera es una franja estrecha, de suelos aluviales que limita con el mar, siguiendo los cauces de los ríos que vienen de la parte alta y con alturas entre los 10 y 40 msnm; los lomeríos se acomodan por arriba de la planicie, con una anchura media de 20 km y con un rango de altitud entre 100 a 300 msnm, más seca que la planicie, por que las precipitaciones se escurren rápidamente hacia los ríos; el pie de monte es una franja de aproximadamente 25 km anchura entre 300 y 600 msnm, con precipitaciones de entre 1100 a 2200 mm y con temperaturas menores que en el lomerío; la sierra se acomoda arriba del pié de monte, con un rango de alturas de 700 a 2000 msnm, presenta las menores temperaturas y precipitaciones de hasta 2400 mm, la vegetación predominante es de pino-encino, y finalmente la sabana, ubicada al occidente de Jamiltepec, con altitudes de 40-80 msnm, de suelos profundos y con vegetación tipo sabana, con presencia de árboles de Tlachicón y Nanche y gran variedad de pastos nativos. (Ibid p. 100-103)
Los mismos autores al describir los procesos de producción agrícola, diferencían los siguientes sistemas:
La ROZA-TUMBA-QUEMA, consistente en un uso semipermanente del suelo sin que este se roture, sino que la vegetación se quema, utilizando instrumentos de trabajo de tipo manual y desarrollándose en casi todas las condiciones fisiográficas, pero fundamentalmente en las condiciones de lomeríos y pie de monte. Este sistema se caracteriza por un complejo de procesos de trabajo agrícola, donde se obtienen maíz, frijol, chile, jamaica, ajonjolí, calabaza, sandía, etc. Una parte de la producción es de autoconsumo y otra parte para la venta. La extensión puede variar entre 0.5 hasta 3 hectáreas, dependiendo de la disponibilidad de fuerza de trabajo y recursos económicos existentes en la unidad (p. 214-216).
Las PLANTACIONES SIN ROTURACION son aquellas cuyos ciclos de vida es mayor a dos años, y que durante su crecimiento y desarrollo no se realiza ninguna labor que implique la roturación del suelo, sino solo la apertura de una cepa u hoyo para su establecimiento. Se ubican en su mayoría en la condición fisiográfica de pie de monte, siendo los principales el café, la caña de azúcar, ciruela, la piña de sombra y los huertos familiares. Es el café el mas importante de ellos, pues del área cultivada en el Estado de Oaxaca, el 70% se ubica en la región de estudio. En cuanto a extensiones por unidad económica, varía desde 0.5 ha hasta 250 ha. En los Distritos de Juquila y Pochutla existen grandes plantaciones que datan desde el porfiriato y que aún hoy se conocen con sus nombres originales. (Ibid. 239-244).
Los CULTIVOS EN ROTURACION MECANICA Y MECANICA-ANIMAL implican la remoción del suelo, que se realiza con implementos de fuerza motriz o bien en forma mixta, es decir en combinación con tracción animal, interviniendo ésta en fases posteriores del proceso, generalmente después de la preparación del terreno. Se desarrolla en la condición fisiográfica de planicie, en algunos valles aislados o la sabana. Los cultivos que se desarrollan bajo este sistema se agrupan en: anuales como el maíz, cacahuate, ajonjolí, frijol, sandía, chile, jitomate, melón y jamaica, así como perennes como el coco, limón, mango, papaya y plátano. (Ibid. p. 270-273).
La misma fuente cita que la actividad ganadera puede ser agrupada en cinco tipos, considerando las especies que se manejan:
i. Ganadería bovina, la cual se subdivide en ganadería de agostaderos; de guamiles y de praderas artificiales, según el tipo de forraje para la alimentación y la intensidad de uso del suelo para el aprovechamiento.
ii. Ganadería de solar, con las especies de gallinas, guajolotes, patos y puercos.
iii. Ganadería caprina. Constituida por hatos de cabras pastoreadas en área de guamiles y/o agostaderos, confinándose al término del día.
iv. Ganadería ovina, constituida por ovinos de raza pelibuey y
v. Apicultura. (Ibid. P. 334-335).
En un estudio previo (Ziga 1988: 96) he considerado la existencia de 241 familias o empresas dominantes distribuidas en las siguientes actividades económicas: 42 en la ganadería; 85 en la agricultura; 57 en el comercio y 57 en los servicios. Los giros dominantes por actividad económica son: en la ganadería destaca una alta concentración de tierras para la producción de leche y carne bovina; en la agricultura la fuente de acumulación se desarrolla en los procesos agrícolas y agroindustriales de café y limón; en el comercio son la compra-venta de abarrotes, productos agrícolas y materiales de construcción y en los servicios los giros dominantes son la hotelería y restaurantes, ligados a la actividad turística.
Los principales inversionistas tienen creados grupos que hacen valer sus intereses sobre la sociedad y aglutinados por sectores donde participan. En el aspecto político imprimen su hegemonía administrativa-represiva por conducto de estructuras municipales, estatales y nacionales, en una unidad expresada en membresías e intereses comunes. (p. 97-98).
II. Tres planes: supuestos, contradicciones y debilidades.
A) El plan de Desarrollo de la Costa de Oaxaca 1990.
El programa de Desarrollo de la Costa de Oaxaca (PDCO) se publica en marzo de 1990, en el marco del Programa Nacional de Solidaridad en coordinación con el Gobierno Constitucional del Estado de Oaxaca, siendo gobernador Heladio Ramírez López. Está estructurado por un Balance General; acuerdos específicos sobre bienestar social y desarrollo urbano, pesca, turismo, desarrollo agropecuario y forestal, modernización de las comunicaciones; instrumentación del PDCO; acciones microregionales y municipales. Su primer debilidad consiste en que dentro de la subregionalización, al identificar las microregiones, confunde grotescamente e incluye dentro de una microregión a municipios que pertenecen a otra, como es el caso de las microregiones Pochutla y Huatulco. Esto da cuenta de que en realidad fue elaborado desde algún escritorio, sin ninguna validación y revisión seria.
En su “Balance General”, reducido a solo dos cuartillas, supone erróneamente que “Quizás por ahora, por primera vez, (esté la región) plenamente vinculada con el resto de la nación”, cuando que este proceso de vinculación viene de lejos incluso desde antes de la conquista española, y vinculada al sistema nacional y mundial con la producción colonial y su flujo hacia el exterior, situación que se agudiza en el Porfiriato y la etapa posterior a la Reforma Agraria.
En el apartado “Acuerdo Regional para el desarrollo Agropecuario y Forestal”, que como los demás acuerdos, quien sabe como, cuando, donde y entre quienes se suscribieron, se parte de sostener que… “no existe interacción entre los procesos de producción y comercialización”, cuando que la realidad es que existe un particular proceso de interacción.
En el apartado de diagnóstico agrícola se sostiene que un problema es de la “falta de insumos y semillas mejoradas…”, lo que implica de manera directa la visión de la Revolución Verde como el esquema a aspirar. La “falta de agroindustrias para el procesamiento de la producción agropecuaria” deja de lado que éstas sí existen, pero están en manos de empresarios privados que se relacionan verticalmente con los productores primarios.
Las estrategias, lejos de perfilarse, se reducen a la “necesidad de un reordenamiento territorial” y la definición de una “mecanismo de concertación sistemático y permanente”, sin mencionar de que tipo y entre que actores.
Los acuerdos básicos están plasmados sin que sus propuestas sean mediadas por estudios de factibilidad técnica. Esta idea de “compactar áreas de cultivo para aprovechar mejor los programas de asistencia al campo”, no aterriza en como acceder a la compactación, ni se plantea el problema de que si la dispersión pudiera presentar una ventaja para la diversidad biótica y contrarrestar los ataques por plagas y enfermedades de los cultivos.
Aun cuando se reconoce la necesidad de fortalecer la organización y descentralizar la infraestructura existente, transfiriéndola a las organizaciones campesinas, esto se traduce en un lenguaje vacuo si no se especifica particularmente de que organizaciones se está hablando.
En el renglón ganadero, se va aún mas allá, puesto que tal parece que toda problemática la padece la Unión Ganadera Regional, que ciertamente aglutina a las Asociaciones Ganaderas locales, pero que representa los intereses de los grandes productores que ejercen el control económico y político de la región.
En el renglón forestal, para el PDCO solo existe la explotación del pino, dejando de lado la problemática del condicionamiento institucional, las posibilidades de aprovechamiento del encino, la flora medicinal y especies no maderables.
Las acciones microregionales y municipales no dejan de representar una relación reducida de obras a desarrollar, sin que se muestre una coherencia de interacción entre los procesos y niveles de organización.
Un aspecto que llama la atención es que en ningún lugar se encuentra el problema de la producción alimentaria y de la necesidad de apoyar la economía campesina como una alternativa viable para el desarrollo regional.
B) EL PLAN ESTATAL DE DESARROLLO 1992-1998.
En mayo de 1993, es lanzado el Plan Estatal de Desarrollo (PED) 1992-1998, suscrito por el gobernador Carrasco Altamirano. Aquí se plantea ya la necesidad de un desarrollo equilibrado y el reconocimiento de una sociedad oaxaqueña pluriétnica, predominantemente indígena.
El PED se divide en cinco secciones: diagnóstico, objetivos, estrategias, acuerdos estatales y la descripción del Sistema Estatal de Planeación.
Aquí se reconoce, sin tapujos, que los “Acuerdos Estatales… (son) pautas de colaboración entre gobierno y sociedad”, es decir, simples líneas, distantes de consensos que involucran a los actores sociales intervinientes.
El diagnóstico forestal, aún cuando ubica la problemática puntual, no alcanza a cuantificar extensiones, metrajes, etc. La parte agropecuaria sigue insistiendo, al igual que el PDCO, en fincar su desarrollo en viejos esquemas, al afirmar que los “paquetes tecnológicos apropiados pueden incrementar la producción considerablemente”, también como si el problema fundamental de la agricultura fuera el incremento productivo.
Crece aquí la apuesta hacia un desarrollo fincado en la relación con el exterior: “Ante las posibilidades que ofrece el tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, tanto las frutas como otros productos agrícolas, tienen perspectivas de mercado, además de una serie de ventajas comparativas, para producirlas y darles valor agregado”.
De manera contradictoria con los objetivos de justicia social, aquí se reconoce que “En Tuxtepec, Costa e Istmo existen grandes extensiones dedicadas a la explotación de ganado comercial y de registro de raza Cebú y es factible la producción de doble propósito: leche y carne, a través de cruzas con razas americanas y europeas”. Obviamente que dichas grandes extensiones no están en manos de quienes debieran, y los esquemas productivos impactan negativamente el entorno, al fincarse en el establecimiento extensivo de gramíneas, arrollando la frontera agrícola y los sistemas campesinos.
Los objetivos del PED van mas allá, cuando se dice que “…es necesario modernizar el aparato productivo para acelerar el proceso de desarrollo”, y crear “…un clima atractivo para las inversiones de capital”. ¡Cuanta franqueza!, Y aquí cabe preguntarse: ¿Cuándo el desarrollo de las inversiones de capital han creado las condiciones de equidad que busca el PED si su proceso es por naturaleza polarizador?.
Atinan los autores cuando afirman que “El recurso humano y su cultura son las bases reales del desarrollo”, pero desatinan cuando las estrategias para conseguirlo se constriñen a: la educación, su vinculación con necesidades sociales y productivas del Estado y “el desarrollo físico y mental de la población”. ¡Qué prodigio!.
En los Acuerdos –que como ya vimos, no son tales– ya se plantea aquí la necesidad de conseguir la autosuficiencia alimentaria y se dice que se producirá primero para el mercado interno. Hay también aquí otra apuesta innovadora: la organización de asociaciones con capitales privados que accesen tecnologías y garanticen mercados. Otro aspecto interesante es que los problemas de la tenencia de la tierra han ocasionado bajos niveles de productividad, descapitalización y desaliento en los productores, cuando que éste no es el problema fundamental de la descapitalización.
La problemática ganadera se engloba en ciertos aspectos, sin considerar las diferencias existentes por tipos de productores. Se busca el incremento de la producción pecuaria para satisfacer las necesidades de consumo interno y externo, como si tal satisfacción dependiera del número de cabezas disponibles, y no de los ingresos de la población.
Las alternativas o líneas de acción no incorporan las variables técnicas de mejoramiento, por ejemplo, la utilización de leguminosas nativas para el incremento del índice de agostadero, que tal vez para los grandes productores no es necesario.
En el renglón forestal, se alcanza a proponer de manera correcta, el desarrollo de sistemas agrosilvopastoriles apropiadas para cada región, pero no se proponen las acciones específicas para lograrlo.
C) EL PLAN ESTATAL DE DESARROLLO (PED) 1998-2004: REGION COSTA.
Con el ascenso del gobernador José Murat, se propone el PED 1998-2004, el cual se disgrega en Planes Regionales. En este caso analizaremos el correspondiente a la Costa de Oaxaca.
El PED se estructura a partir de un marco de referencia y un panorama general, así como líneas de acción en los ámbitos de procuración de justicia y seguridad pública; ecología; agricultura, ganadería, silvicultura y pesca; minería e industria manufacturera; turismo; comunicación; desarrollo urbano y equipamiento; cultura; educación; salud y asistencia social y un apartado referido al Sistema Estatal de Planeación Democrática.
El plan en la Costa inicia con el mismo supuesto de todos los planes “…contamos en Oaxaca con vastos recursos humanos y naturales, frente a un rezago de formación bruta de capital fijo… será necesario generar confianza entre los agentes económicos para poder tener acceso a niveles crecientes y sostenidos de formación de capital…”.
Y continúa con la exposición sobre su concepto de ámbito regional “…entendiendo éste como el espacio geográfico en donde se dan las relaciones de producción… éste concepto trasciende los límites estatales e incluso nacionales para hacer frente a la irreversible internalización económica mundial”. De entrada éste concepto tiene implicaciones de reduccionismo, puesto que deja sin considerar, como dice Boissier (1994:154), “la complejidad estructural de un territorio organizado”.
Para este autor, “si el territorio organizado se visualiza como una estructura sistémica, sus dos características más importantes son precisamente su complejidad y su estado final. La complejidad se refiere a: i) la variedad de estructuras internas que es posible identificar en el sistema; ii) los diferentes niveles de jerarquía a través de los cuales se establecen mecanismos de retroalimentación y control del sistema, y iii) las articulaciones no lineales presentes en el sistema que generan estructuras disipativas… siendo el territorio organizado un sistema dinámico, su estado final depende si se trata de un sistema cerrado o abierto. En el primer caso, el estado final conlleva a la maximización de la entropía, en tanto que el segundo, el estado final equivale a la maximización de la sinergia”. (p. 184).
Superando la anterior identificación de las cinco microregiones de eJamiltepec Norte, Jamiltepec Sur, Juquila, Huatulco y Pochutla, se propone ahora, considerando las variables de diversidad cultural, climas, características físico-geográficas, dotación de recursos naturales y niveles de desarrollo, resultando 75 microregiones en todo el Estado y 11 para la región de la Costa de Oaxaca. En cada una de ellas se seleccionó una localidad eje, a fortalecer como centro urbano, dándole prioridad en la dotación de infraestructura y equipamiento de tipo urbano. A continuación se presentan las microregiones y localidades eje: Cacahuatepec, Huatulco, Jamiltepec,Juquila, Loxicha, Nopala, Pinotepa de Don Luis, Pinotepa Nacional, Pochutla, Puerto Escondido, Villa de Tututepec.
Esta propuesta, ha superado a la primera en términos de que, al incorporar las variables arriba citadas, resulta en unidades más o menos uniformes en términos de relaciones regionales; pero no se plantea la necesidad de desarrollo de la microregión como unidades autónomas y de la interacción e integración sistémica entre ellas.
Las premisas para con la ciudadanía oaxaqueña –participación social, autoridad con tolerancia, reconocimiento de su capacidad de desarrollo y adaptabilidad y definición de necesidades- siguen siendo insuficientes si no se plantean esquemas concretos de relación entre los actores sociales bajo el enfoque de sistemas.
En el aprtado que nos interesa –agricultura, ganadería, pesca y silvicultura- se plantea que los municipios agrícolas de mayor relevancia formarán ejes de desarrollo, que serán apoyados para el cambio estructural en el corto plazo, bajo el enfoque producto-región-proyecto. Sin embargo nunca queda claro que se entiende por cambio estructural y el enfoque producto-región-proyecto.
Se proponen 4 líneas de acción a nivel regional, en materia de: organización campesina, financiamiento, asistencia técnica y apoyos a la comercialización.
Los cultivos prioritarios a corto plazo son: maíz P-V, cacahuate PV, limón mexicano, renovación de cafetales, ajonjolí PV, maíz O-I, cacahuate y melón. En general se propone un incremento de 110,225 hectáreas de maíz en un 300%; de cacahuate en un 66%; de ajonjolí en un 50% y para el caso de melón, pasar de 8 a 140 tons/ha, con un incremento de 1,750%, todo ello a partir de la aplicación de la tecnología sugerida por el Centro de Investigación Regional del Pacífico Sur del INIFAP-SAGAR.
En el proceso de producción del maíz se propone “…la reconversión de áreas maiceras a cultivos más rentables en función de las capacidades agrológicas de los suelos, climas y del comportamiento de los precios”, y “…se dará impulso al uso de variedades e híbridos de maíces de alto rendimiento en áreas que por clima y suelos presentan un buen nivel de producción.
Este desprecio por el maíz, equiparable al que se genera hacia la economía campesina tiene sus bases en la búsqueda absurda de la rentabilidad; si la región no es autosuficiente en la producción del grano, bien valdría la pena conseguirla a través del apoyo a las estrategias de reproducción campesina e indígena. La insistencia hacia el uso de híbridos y la ignorancia de la existencia de variedades criollas con alto potencial, forman parte del mismo rechazo hacia las formas campesinas, dejando de lado que los híbridos están generando erosión genética en menoscabo de los germoplasmas campesinos.
Para el cultivo del café, si el PED fuera incluyente, debería incluir además de los municipios de los Distritos de Pochutla y Juquila –ciertamente donde se obtiene la mayor producción-, a los tres municipios del Distrito de Jamiltepec, ubicados en las cuencas del Río de la Arena y parte del Río Verde.
Esta pretensión de apoyar en la renovación de cafetales es una necesidad dentro de muchas, pero si se quiere con ello homogeneizar (sic) la calidad del café, ¿no se estará atentando contra la diversificación de mercados?.
Finalmente la apuesta tecnológica hacia la aplicación de paquetes tecnológicos sugiere la reproducción de los mismos paradigmas en la agricultura, sin considerar que las organizaciones han iniciado un proceso de producción de café orgánico, como son los casos de la Unión de Comunidades Indígenas “100 Años de Soledad” en Pochutla, la Organización Mixtecos-Chatinos-Zapotecos “MICHIZA” en Juquila y la Unión de Ejidos Cafetaleros “Zona Costa” en Jamiltepec, las cuales no son mencionadas ni por asomo en el plan.
Si para el café la carencia de diagnóstico y propuestas son sumamente grandes, para el cultivo de limón son aún más. Menciona únicamente que antes de ampliar su superficie “…deberá evaluarse su factibilidad económica y determinar el ritmo de crecimiento del área a cultivar”. Aquí se deja de considerar que según los productores, ha sido el limón el cultivo que ha permitido el mantenimiento de las economías de los campesinos medios, asegurando un ingreso mas o menos semipermanente.
En el ramo pecuario, las acciones se orientan fuertemente hacia la ganadería en gran escala, determinando el posible desarrollo de especies forrajeras y el establecimiento de pastizales cultivados a través de estudios integrales. El Grupo Ganadero de Validación y Transferencia de Tecnología GGAVATT es un ejemplo de ello, pero acceder a éstas formas solo los ganaderos con medianas y amplias posibilidades de capital.
En el renglón de la Silvicultura, las propuestas se centran en realizar estudios de factibilidad económica, factibilidad técnica para el desarrollo de aprovechamiento subsiguientes y para el establecimiento de industrias que utilizan estos productos. Tal pareciera que más que el desarrollo de propuestas serias, de lo que se trata es de seguir reproduciendo los mismos esquemas de relación entre ejidatarios y comuneros dueños de la materia prima, y los industriales del aserrío, quienes, a través del intercambio desigual se han beneficiado grandemente del recurso.
III. ¿Es posible la planeación en las actuales circunstancias?
Los planes de desarrollo bajo las condiciones de un desarrollo capitalista y polarizador, enmarcado dentro del proceso de globalización de las relaciones, que desestructura las regiones al incluir una nueva interfase dominante, no dejan de ser una planeación indicativa, pues, como menciona Guillén (1985:27).
“La planificación indicativa no pretende suplantar al mercado como mecanismo asignador de recursos. El plan desempeña un papel secundario. Tiene exclusivamente un papel orientador: es un soporte del mercado, no la base del sistema económico. Las decisiones económicas finales siguen siendo tomadas por los empresarios privados, en función de sus intereses particulares”.
Esta expresión, si bien es cierta, constituye el fenómeno global en que se ha desarrollado el proceso de producción y circulación general; pero en nuestras circunstancias particulares es necesario considerar que a partir del reconocimiento de que con la Reforma Agraria en la Costa de Oaxaca, a través de la dotación de Ejidos y restitución de tierras comunales, existen amplios sectores de campesinos medios y pobres poseedores de recursos, los cuales están actuando en la región, sin que lo anterior signifique que no existan neolatifundios y acaparamiento de los mejores espacios en manos privadas.
Solamente entonces, es posible la planeación no desde la vertiente institucional, externa e ignorante de los fenómenos que se están desarrollando, sino una planeación desde el proceso productivo, para lo cual se requiere el autoreforzamiento de las estructuras campesinas locales y regionales ya creadas y el desarrollo de procesos organizativos donde no existen. Se requiere asimismo un replanteamiento y resposicionamiento de la posición estatal, que deje de verse así misma como el eje en torno al cual deben girar todas las acciones.
La apuesta entonces está en la autogestión y el desarrollo autocentrado, mas que en la esperanza de nuestra incrustación en la economía globalizada, sin que implique renunciar a ella.
Bibliografía
1. Boissier, Sergio. Crisis y alternativas en los procesos de regionalización. En: Revista de la CEPAL 52.1994. Stgo. de Chile.
2. Gobierno del Estado de OAXACA-SEDESOL. 1990. Programa de Desarrollo de la Costa de Oaxaca. 93 pp.
3. Gobierno del Estado de Oaxaca. 1993. Plan Estatal de Desarrollo 1992-1998. México. 140 pp.
4. Gobierno del Estado de Oaxaca. 1999. Plan Estatal de Desarrollo 1998-2004. Región Costa. México. 90 pp.
5. Guillén, Arturo. 1985. Planificación económica a la mexicana. México. Nuestro Tiempo. 185 pp.
6. Rodriguez Canto, Adolfo, et al. 1989. Caracterización de la Producción Agrícola de la Región Costa de Oaxaca. México. UACh, 444 pp.
7. Ziga Gabriel, José Francisco, 1996. Clases y movimientos sociales en la costa de Oaxaca: 1973-1996. México. Tesis Profesional. UACh. 174 pp.
Subida: 2/28/2007
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